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8 de septiembre de 2025 a las 09:41
Detén el Ciberacoso: ¿Quién está detrás?
La violencia digital se ha convertido en una sombra ominosa que se cierne sobre nuestra sociedad, permeando nuestras interacciones y erosionando la confianza en el espacio virtual. El trágico caso del influencer en Francia, cuya vida se extinguió ante la mirada impasible de cientos de espectadores en una transmisión en vivo, nos confronta con la brutal realidad de un mundo digital desregulado, donde la línea entre la realidad y el espectáculo virtual se difumina peligrosamente. Este incidente no es un caso aislado, sino un síntoma alarmante de una problemática mucho más profunda: la falta de control y la ausencia de una regulación efectiva en las plataformas digitales.
La violencia digital adopta múltiples formas, y el ciberacoso es una de sus expresiones más perversas. En México, donde millones de personas, en su mayoría mujeres, se conectan a internet diariamente, el ciberacoso se ha convertido en una amenaza latente, especialmente para las niñas y jóvenes. Imaginemos la angustia de una adolescente que recibe mensajes ofensivos, amenazas de divulgación de información privada o insinuaciones sexuales a través de las redes sociales. Imaginemos el miedo que la paraliza, la vergüenza que la consume, la impotencia que la invade. Las cifras son escalofriantes: casi medio millón de adolescentes han sido víctimas de esta forma de violencia en lo que va del año, según el Módulo sobre Ciberacoso (MOCIBA) del Inegi. Estos datos nos obligan a reflexionar sobre la urgente necesidad de implementar medidas de protección más efectivas para las jóvenes en el entorno digital.
El hecho de que la mayoría de las mujeres víctimas de ciberacoso identifiquen a sus agresores como hombres, y que estos sean, en muchos casos, personas conocidas, como novios, exparejas, familiares o compañeros de trabajo, pone de manifiesto la profunda imbricación entre la violencia digital y las relaciones de poder. El ciberacoso se convierte así en una extensión de la violencia de género, un mecanismo de control y dominación que trasciende el espacio físico y se infiltra en el mundo virtual.
La percepción de las mujeres sobre la ineficacia de las plataformas digitales para combatir el contenido ofensivo y dañino, reflejada en el informe del Centro de Opinión Pública de la UNITEC, refuerza la necesidad de una mayor responsabilidad por parte de las empresas tecnológicas. No basta con implementar algoritmos de detección de contenido inapropiado; se requiere un compromiso real para crear espacios digitales seguros y respetuosos, donde la violencia y el acoso no tengan cabida.
El caso de Roblox, un videojuego online con millones de usuarios, ilustra la vulnerabilidad de los menores en el entorno digital. La plataforma se ha convertido en un terreno fértil para la actuación de ciberdelincuentes y pederastas que utilizan el "grooming" para manipular a los niños con fines sexuales. Es imperativo que las autoridades, las familias y las propias plataformas trabajen conjuntamente para proteger a la infancia de estos depredadores digitales.
Los datos que arrojan los estudios sobre ciberacoso nos ofrecen una visión panorámica de una problemática compleja y multifacética, que se nutre del sexismo, la violencia de género y la falta de regulación en el espacio digital. Es necesario un abordaje integral que contemple la educación digital, la sensibilización social, el fortalecimiento de los mecanismos de denuncia y la implementación de políticas públicas que garanticen la seguridad y el bienestar de todos los usuarios, especialmente de las mujeres y las niñas. El silencio y la inacción son cómplices de la violencia digital. Es hora de alzar la voz y exigir un cambio.
Fuente: El Heraldo de México