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8 de septiembre de 2025 a las 12:50

Descubre la historia de Lol Tolhurst

La sombra de The Cure se extendió sobre Querétaro durante el Hay Festival. No era la melancolía lúgubre lo que se respiraba, sino una atmósfera vibrante, cargada de la nostalgia de una generación que encontró en el gótico un refugio, una forma de expresión y, sobre todo, una identidad. Lol Tolhurst, el arquitecto rítmico de la legendaria banda británica, no solo se presentó como un invitado más, sino como un icono, un testimonio viviente de la persistencia de una subcultura que ha trascendido décadas y fronteras.

Su presencia no pasó desapercibida. Desde su llegada, una legión de seguidores, ataviados con los distintivos estéticos de la tribu gótica, lo aguardaban con la devoción que solo un artista de culto puede inspirar. Tolhurst, lejos de la pose distante de una estrella de rock, se entregó a sus fans, firmando autógrafos, compartiendo selfies y, lo más importante, conversando sobre la esencia del movimiento que ayudó a forjar.

Sus palabras resonaron con fuerza en el auditorio. El gótico, explicó, no es solo una moda pasajera, sino una respuesta a las crisis, un reflejo de las inquietudes y las ansiedades que han atravesado a la humanidad a lo largo de la historia. Desde sus inicios, hace más de cuatro décadas, ha servido como un catalizador para canalizar emociones complejas, para explorar la dualidad entre la belleza y la oscuridad, la vulnerabilidad y la fuerza.

"El yin y el yang", así lo definió Tolhurst, con una precisión que solo la experiencia y la introspección pueden otorgar. Es la aceptación de la luz y la sombra, la convivencia de la alegría y la tristeza, la danza entre la vida y la muerte. Es un lenguaje universal que ha conectado con generaciones diversas, un eco que resuena en las letras poéticas de Robert Smith y en los ritmos palpitantes de sus canciones.

La vigencia del gótico, argumentó, es innegable. A pesar del paso del tiempo y la evolución de las tendencias musicales, permanece como una corriente subterránea, una fuerza silenciosa que se manifiesta en la moda, el arte, la literatura y, por supuesto, en la música. Su influencia, incluso, se extiende a otras subculturas, como el hip-hop, demostrando su capacidad de adaptación y su poder de penetración en el imaginario colectivo.

La participación de Tolhurst en el Hay Festival Querétaro fue más que una simple anécdota. Fue una reivindicación del gótico como un movimiento cultural con una profunda significación, una oportunidad para comprender su evolución y su impacto en la sociedad. Sus palabras, cargadas de sabiduría y nostalgia, dejaron una huella imborrable en los asistentes, confirmando que la oscuridad también puede ser fuente de belleza, que la vulnerabilidad puede ser sinónimo de fortaleza, y que la música, en su expresión más pura, tiene el poder de trascender el tiempo y las barreras culturales. El eco de The Cure, sin duda, seguirá resonando en Querétaro y en el corazón de sus seguidores por mucho tiempo más.

Fuente: El Heraldo de México