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9 de septiembre de 2025 a las 01:05

Chelelo, exjefe Zeta, recibe 31 años en EU

La sombra del narcotráfico vuelve a cernirse sobre la frontera entre México y Estados Unidos con la reciente condena de Eleazar Medina Rojas, alias "El Chelelo". Más de tres décadas tras las rejas y una multa millonaria que apenas araña la superficie del daño causado, son el precio que pagará este ex miembro de Los Zetas, un cártel que sembró el terror en ambos lados de la frontera. La historia de Medina Rojas no es simplemente la de un narcotraficante más; es un reflejo de la brutalidad y la ambición desmedida que caracterizaron el ascenso y la caída de este grupo criminal.

Desde sus inicios como brazo armado del Cártel del Golfo, Los Zetas se distinguieron por su violencia extrema, compuesta en gran medida por exmilitares mexicanos entrenados en tácticas de combate y habituados a la disciplina férrea. Medina Rojas, originario de Nuevo Laredo, Tamaulipas, un territorio marcado a fuego por la presencia del narco, escaló rápidamente en las filas de la organización. Su ascenso no fue producto del azar, sino de la aplicación sistemática del terror y la eliminación implacable de cualquier rival que osara desafiar su autoridad.

Monterrey, una ciudad vibrante y estratégica, se convirtió en su feudo entre 2006 y 2007. Como "jefe de plaza", Medina Rojas controlaba las arterias vitales del narcotráfico, las rutas que conectaban México con las ciudades fronterizas de Brownsville, Laredo y McAllen, en Texas. Toneladas de cocaína y marihuana fluían bajo su mando, inundando las calles estadounidenses y dejando un rastro de devastación a su paso. No se trataba solo de drogas; el flujo constante de narcóticos iba acompañado de un torrente de violencia, corrupción e impunidad que corroía las instituciones y desgarraba el tejido social.

La sentencia de Medina Rojas es una victoria, sin duda, pero también un recordatorio de la larga y compleja batalla contra el narcotráfico. Es un testimonio de la dedicación y el esfuerzo conjunto de las agencias de la ley, como la DEA, y de la cooperación internacional entre México y Estados Unidos. La Operación Take Back America, bajo la cual se enmarca este caso, representa un compromiso firme por desmantelar las redes criminales y llevar ante la justicia a quienes se lucran del sufrimiento ajeno.

Sin embargo, la lucha no termina aquí. La caída de "El Chelelo" deja un vacío de poder que, inevitablemente, otros intentarán llenar. La hidra del narcotráfico tiene muchas cabezas y, aunque se le corte una, otras surgirán. Es fundamental, por lo tanto, mantener la presión, fortalecer las instituciones, promover la cooperación internacional y, sobre todo, atender las raíces del problema: la pobreza, la desigualdad y la falta de oportunidades que empujan a muchos jóvenes a los brazos del crimen organizado. Solo así podremos aspirar a un futuro donde la justicia y la seguridad prevalezcan sobre la violencia y el terror. La condena de Medina Rojas es un paso importante, pero el camino hacia la paz y la tranquilidad en la frontera aún es largo.

Fuente: El Heraldo de México