En una jornada dominical marcada por dos incidentes que recuerdan la importancia de la seguridad laboral y doméstica, la Ciudad de México fue testigo de dos rescates que pusieron a prueba la capacidad de respuesta de los servicios de emergencia. El primero, un caso que estremece por su crudeza, nos lleva a un establecimiento comercial en la alcaldía Tlalpan, donde la rutina de trabajo se transformó en una pesadilla. Imaginen la escena: un negocio de venta de pollo, el trajín diario, el ruido de la maquinaria… y de pronto, un grito desgarrador. Un hombre, en el desempeño de sus labores, queda atrapado en una moledora de carne. La Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) reporta que la alerta llegó a través de la radio de los policías que patrullaban la colonia Ejidos de San Pedro. Al llegar al lugar, se encontraron con una imagen impactante: el brazo del hombre aprisionado en la espiral de la máquina. La rápida intervención de los oficiales, brindando los primeros auxilios mientras esperaban refuerzos, fue crucial. Minutos que debieron parecer eternos, mientras el hombre luchaba contra el dolor y el miedo. La llegada de los paramédicos del Escuadrón de Rescate de Urgencias Médicas (ERUM) trajo consigo una luz de esperanza. Con equipo especializado, y en una operación que requirió precisión y pericia, lograron liberar cuatro de los dedos del afectado, retrocediendo lentamente la espiral de la máquina. Lamentablemente, la falange restante no pudo ser rescatada. El hombre, con el cuerpo y el alma heridos, fue trasladado de urgencia a un hospital, donde recibirá atención médica especializada y, seguramente, un largo proceso de recuperación física y psicológica. Este incidente nos obliga a reflexionar sobre las medidas de seguridad en los centros de trabajo. ¿Estaba la máquina en óptimas condiciones? ¿Se contaba con los protocolos de seguridad adecuados? Preguntas que deben ser respondidas para evitar que tragedias como esta se repitan.

Horas más tarde, en una historia que, si bien menos dramática, no deja de ser preocupante, otro hombre necesitó la ayuda de los servicios de emergencia. Esta vez, el escenario fue la azotea de una vivienda en la alcaldía Coyoacán. Un hombre de 46 años, mientras realizaba la tarea doméstica de limpiar un tinaco de agua potable, resbaló y cayó en su interior. El impacto lo dejó inconsciente, impidiéndole salir por sus propios medios. El llamado de auxilio llegó a través del Centro de Comando y Control (C2) Sur, alertando sobre una persona lesionada en un domicilio ubicado en las calles Bruselas y Vicente Guerrero, colonia Del Carmen. Al llegar al lugar, los uniformados se encontraron con el hombre atrapado dentro del tinaco negro. Afortunadamente, ya había recuperado la consciencia y pudo explicar lo sucedido. El rescate, aunque complejo por la ubicación y las características del tinaco, se realizó con éxito gracias a la profesionalidad de los paramédicos del ERUM, quienes utilizaron cuerdas y técnicas especializadas para extraer al hombre. Tras ser rescatado, fue cubierto con una manta térmica para prevenir la hipotermia y trasladado a un hospital para una evaluación médica. Aunque en este caso no se reportaron lesiones óseas, el incidente sirve como recordatorio de la importancia de tomar precauciones incluso en las tareas domésticas más comunes. Un descuido, una superficie resbaladiza, pueden tener consecuencias inesperadas. Dos incidentes, dos rescates, dos historias que nos recuerdan la fragilidad de la vida y la importancia de la prevención. Desde la maquinaria industrial hasta las tareas del hogar, la seguridad debe ser siempre nuestra prioridad.