
7 de septiembre de 2025 a las 18:10
Santos modernos: Acutis y Frassati
En una Plaza de San Pedro rebosante de fe y emoción, cerca de ochenta mil almas se congregaron para presenciar un momento histórico: la canonización de Carlo Acutis y Pier Giorgio Frassati, dos jóvenes cuyas vidas, aunque truncadas prematuramente, dejaron una huella imborrable de santidad. El Papa León XIV, con voz solemne y llena de fervor, elevó a los altares a estos dos ejemplos luminosos de cómo la fe puede vivirse con alegría y entrega, incluso en medio de las dificultades.
La ceremonia, impregnada de una atmósfera de profunda espiritualidad, resonó con los ecos de las palabras del Santo Padre, quien destacó la sencillez y la accesibilidad del camino que siguieron Carlo y Pier Giorgio hacia la santidad. "La Santa Misa diaria, la oración, y especialmente la adoración eucarística", fueron los pilares de sus vidas, cimientos sobre los cuales construyeron una relación profunda con Dios y con sus hermanos. La frase de Carlo, "Cuando nos ponemos frente al sol, nos bronceamos. Cuando nos ponemos ante Jesús en la Eucaristía, nos convertimos en santos", resonó con fuerza en la plaza, recordándonos la importancia de la presencia real de Cristo en el sacramento.
La enfermedad, que marcó los últimos días de ambos jóvenes, lejos de apagar su luz interior, la intensificó. Ni el dolor ni el sufrimiento lograron menguar su amor a Dios, su entrega generosa y su constante oración por los demás. Este testimonio conmovedor nos invita a reflexionar sobre el verdadero significado del sufrimiento y cómo, a través de la fe, puede transformarse en una ofrenda de amor.
El llamado del Papa León XIV a "no malgastar la vida" resonó como un eco en los corazones de los presentes. Las vidas ejemplares de Carlo y Pier Giorgio se erigen como faros que iluminan el camino hacia la plenitud, un camino que no se mide en años, sino en la intensidad del amor y la entrega a los demás. "No yo, sino Dios", la frase de Carlo, y "Si tienes a Dios como centro de todas tus acciones, entonces llegarás hasta el final", de Pier Giorgio, son dos brújulas que nos orientan hacia una vida con propósito, una vida que trasciende lo terrenal.
Al finalizar la celebración, la voz del Papa se alzó nuevamente, esta vez para implorar por la paz en Ucrania y Tierra Santa. Sus palabras, cargadas de preocupación y esperanza, fueron un llamado a la conciencia de los gobernantes, una exhortación a abandonar la lógica de la violencia y a buscar el diálogo como único camino para alcanzar la paz verdadera. "Las aparentes victorias obtenidas con las armas… son en realidad derrotas", afirmó con contundencia, recordándonos que la paz no se construye sobre la muerte y la destrucción, sino sobre el respeto, la justicia y la reconciliación. La oración mariana del Ángelus, que cerró la ceremonia, fue un clamor colectivo por la paz, una súplica al cielo para que ilumine los corazones de aquellos que tienen en sus manos el destino de las naciones. La canonización de Carlo y Pier Giorgio, en este contexto, se convierte en un signo de esperanza, un recordatorio de que la santidad es posible, incluso en un mundo marcado por la violencia y la incertidumbre. Su ejemplo nos impulsa a ser constructores de paz, a sembrar semillas de amor y esperanza en nuestro entorno, a ser testigos de la luz de Cristo en medio de la oscuridad.
Fuente: El Heraldo de México