El huracán Florinda Meza vuelve a azotar las redes sociales. La viuda de Chespirito, siempre envuelta en un halo de polémica, ha reavivado el debate sobre su relación con el comediante y su familia tras la viralización de un fragmento de una entrevista concedida en 2004. "Siete grandes defectos: seis hijos y una esposa". Una frase lapidaria, pronunciada con la aparente naturalidad de quien comenta el clima, que resonó con la fuerza de un trueno en el panorama mediático. ¿Ironía? ¿Resentimiento? ¿Simple torpeza? Las interpretaciones se multiplican como las cabezas de la hidra, alimentando el voraz apetito de las redes sociales.

Veinte años después, la declaración sigue escociendo. El eco de aquellas palabras, amplificado por la inmediatez de internet, ha vuelto a poner a Florinda Meza en el ojo del huracán. La bioserie "Chespirito: Sin Querer Queriendo", que explora la vida del genio cómico en toda su complejidad, ha actuado como catalizador, desenterrando fantasmas del pasado y reabriendo viejas heridas. La figura de Meza, siempre controvertida, se ha convertido en el epicentro de un terremoto mediático que amenaza con eclipsar el homenaje al legado de Chespirito.

La actriz, con la veteranía que le otorgan décadas de exposición pública, se defiende con la misma soltura con la que interpreta a Doña Florinda. "Sacado de contexto", argumenta, escudándose en la ironía y el humor. "Un hombre perfecto", repite, como un mantra, intentando disipar las sombras que se ciernen sobre su figura. Incluso recurre a la música popular, citando una canción que, según ella, justifica su comentario. Una estrategia que, lejos de aplacar la controversia, parece avivar las llamas de la indignación.

Pero tras la aparente frivolidad de sus respuestas, se esconde una preocupación más profunda: el impacto de la polémica en la memoria de su difunto esposo. "Lo que lamento es que se dañara la memoria, el recuerdo y el legado de Roberto", confiesa, con una seriedad que contrasta con su tono habitual. Una declaración que revela la vulnerabilidad de quien se siente injustamente atacada, y que teme que la controversia opaque la brillante trayectoria del genio de la comedia.

Mientras tanto, la maquinaria mediática sigue girando sin descanso. Las redes sociales, convertidas en un tribunal popular, emiten su veredicto sin contemplaciones. ¿Víctima o victimaria? ¿Ironía o crueldad? El debate continúa abierto, alimentando la insaciable sed de polémica que caracteriza a la era digital. Y en medio de la tormenta, la figura de Florinda Meza, imperturbable, desafía al viento y a la marea, aferrada a su propia versión de la historia. Una historia que, como la vida misma, está llena de luces y sombras, de risas y lágrimas, de amor y controversia.