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7 de septiembre de 2025 a las 07:35
El último adiós: ¿Dónde descansará Julián?
El silencio en casa de Maribel Guardia se ha vuelto, paradójicamente, más elocuente. Por más de dos años, las cenizas de Julián Figueroa han reposado en un lugar de honor, un recordatorio constante de la alegría y el talento que llenaban cada rincón. Ahora, ese silencio se prepara para una nueva etapa, un paso más en el tortuoso camino del duelo. Maribel, con la valentía que la caracteriza, ha decidido trasladar las cenizas de su hijo a un nicho, un lugar de descanso final.
La noticia, compartida con la prensa en un emotivo encuentro, ha resonado con fuerza en el corazón de quienes han seguido la trayectoria de la actriz y cantante, y han sido testigos de su fortaleza ante la adversidad. Su voz, quebrada por la emoción, transmitía la mezcla de dolor y serenidad que la acompaña en este proceso. "Justo este jueves fui a ver la lápida del nicho…", sus palabras dibujaban la imagen de una madre enfrentándose a uno de los momentos más difíciles de su vida, con la dignidad y la entereza que la definen.
La decisión, aunque dolorosa, representa un avance en la sanación. No se trata de un olvido, ni mucho menos de una despedida. Maribel conservará una pequeña parte de las cenizas cerca de su corazón, un símbolo tangible del vínculo inquebrantable que la une a Julián. "Sacaré unas poquitas para mí, para traerlas aquí…", confesó, señalando su pecho, un gesto cargado de significado que conmovió a todos los presentes.
La imagen de Julián, el joven cantante y actor que partió demasiado pronto, sigue viva en el recuerdo de quienes lo conocieron y admiraron. Su repentina muerte, a causa de un infarto en abril de 2023, dejó un vacío imposible de llenar en la vida de su madre, quien ha compartido abiertamente la dificultad de lidiar con la pérdida. Sin embargo, a pesar del dolor, Maribel se aferra a la fe y al amor que la rodea. Siente la presencia de Julián a su lado, en cada paso, en cada sonrisa, en cada lágrima.
"Tengo una foto gigante de mi hijo en el camerino…", compartió Maribel, "…aunque no necesito tener fotos de él porque lo traigo tatuado en el corazón". Una frase que resume la profundidad de su amor y la certeza de que Julián sigue presente en su vida, de una manera diferente, pero igual de intensa. La energía de su hijo, como ella misma afirma, la acompaña en todo momento.
El camino del duelo no es lineal, ni sencillo. Maribel, con admirable honestidad, ha compartido sus momentos de oscuridad, sus dudas, sus miedos. Lejos de presentarse como un ejemplo a seguir, se muestra como una mujer vulnerable, con defectos, que ha logrado sobrevivir al dolor más grande de su vida. Su fortaleza no reside en la negación del sufrimiento, sino en la capacidad de enfrentarlo, de aceptarlo, de transformarlo.
La fe, según sus propias palabras, ha sido su principal sostén. "Creo que la receta es Dios…", afirma con convicción, "…porque si tú te encomiendas y te agarras de su mano, él te ayuda". Una declaración que refleja la importancia de la espiritualidad en su proceso de sanación. Y junto a la fe, el trabajo, el escenario, el contacto con el público, se han convertido en un bálsamo para su alma.
El teatro, ese espacio mágico donde la vida y la ficción se entrelazan, ha sido su refugio, su terapia, su razón para seguir adelante. "Viví el momento más oscuro de mi vida en este teatro…", recuerda con nostalgia, "…pero también recibí tanto cariño del público, de mis compañeros…". El aplauso del público, la camaradería de sus colegas, la magia del escenario, la han ayudado a levantarse cada mañana, a pesar del dolor que, como ella misma reconoce, la acompañará para siempre.
La historia de Maribel Guardia es un testimonio de resiliencia, de amor incondicional, de fe inquebrantable. Un recordatorio de que, incluso en la oscuridad más profunda, siempre hay una luz que nos guía, una fuerza que nos impulsa a seguir adelante. Y aunque el dolor de la pérdida nunca desaparece por completo, puede transformarse, puede convertirse en una fuente de inspiración, en un motor para vivir con mayor intensidad, para honrar la memoria de quienes ya no están, pero siguen vivos en nuestros corazones.
Fuente: El Heraldo de México