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7 de septiembre de 2025 a las 22:35

Alerta: Jugos contaminados con salmonela.

La tranquilidad que creíamos encontrar en un vaso de jugo de frutas se ha visto empañada por una sombra de incertidumbre. Miles de cajas de jugo, distribuidas a lo largo y ancho de la costa este de Estados Unidos, han sido retiradas del mercado tras descubrirse una preocupante irregularidad: la falta de registros que certifiquen su correcta pasteurización. Imaginen, por un instante, la cadena de producción: desde la cosecha de las peras, uvas y azufaifos coreanos en los campos de Evergreen Orchard Farm, en Nueva Jersey, hasta el envasado final en brillantes bolsas de aluminio. En algún punto de este proceso, la garantía fundamental de seguridad alimentaria, la pasteurización, parece haberse desvanecido, dejando un interrogante abierto sobre la salubridad de estos productos.

La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), vigilante incansable de nuestra salud, ha emitido una alerta de Clase II, la segunda categoría más alta en su escala de gravedad. No se trata de una simple precaución, sino de una llamada a la acción. Los jugos, distribuidos en Nueva Jersey, Nueva York y Pensilvania, y que quizás ya se encuentren en las neveras de muchos hogares, representan un riesgo potencial, especialmente para los más vulnerables: niños pequeños, adultos mayores y personas con sistemas inmunológicos debilitados.

¿Por qué tanta alarma ante la ausencia de pasteurización? Este proceso, aparentemente simple, es un escudo protector contra enemigos invisibles: bacterias como la salmonela y la E. coli, capaces de desencadenar enfermedades gastrointestinales que van desde molestias pasajeras hasta complicaciones severas. La pasteurización, mediante un rápido calentamiento y enfriamiento, elimina estos patógenos, garantizando la inocuidad del jugo. Sin ella, nos exponemos a una ruleta rusa microbiológica donde la salud es la apuesta.

Recordemos el trágico episodio de 1990, cuando un brote de E. coli ligado al jugo de manzana no pasteurizado dejó una huella imborrable en la memoria colectiva: 70 personas enfermas y la lamentable pérdida de una niña de tan solo 16 meses. Este suceso marcó un punto de inflexión, impulsando a la industria a reforzar sus protocolos de seguridad y a adoptar la pasteurización como un estándar irrenunciable.

La FDA, en su labor de proteger al consumidor, exige que los jugos no pasteurizados sean refrigerados y etiquetados con una advertencia clara sobre los riesgos potenciales. En el caso de Evergreen Orchard Farm, la empresa declaró haber pasteurizado sus productos, pero, al ser solicitados, los registros brillaron por su ausencia. Esta falta de transparencia no solo pone en tela de juicio la responsabilidad de la empresa, sino que también erosiona la confianza del consumidor en la seguridad alimentaria.

Si usted ha adquirido alguno de estos jugos, la recomendación es clara: no los consuma. Deshágase de ellos de manera segura para evitar cualquier posible riesgo. Aunque hasta el momento no se han reportado casos de enfermedad relacionados con estos productos, la prudencia es la mejor aliada en situaciones como esta. La salud, como un cristal frágil, debe ser protegida con el mayor cuidado.

Este incidente nos recuerda la importancia de la vigilancia constante y la responsabilidad compartida en la cadena alimentaria. Desde los productores hasta los consumidores, todos tenemos un papel que jugar para garantizar la seguridad de los alimentos que llegan a nuestras mesas. La información es poder, y en este caso, puede ser la clave para proteger nuestra salud y la de nuestros seres queridos.

Fuente: El Heraldo de México