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8 de septiembre de 2025 a las 02:00
¡Abuelo fugitivo! Celebra pensión y deja la cuenta sin pagar
La alegría efímera de un primer pago de pensión se transformó en una tarde de vértigo y confusión en las calles de Monclova, Coahuila. Rosenberg “N”, un hombre de 71 años, decidió celebrar la llegada de su primer cheque jubilatorio de una manera peculiar: invitando a desconocidos a una fiesta improvisada en el bar El Dorado, ubicado en el concurrido boulevard Harold R. Pape. La música tropical resonaba en el local, mientras las cervezas, cortesía del jubiloso Rosenberg, fluían entre los parroquianos. El ambiente era festivo, la generosidad del hombre contagiaba a todos, creando una atmósfera de camaradería y celebración compartida.
Lo que comenzó como un acto de espontánea alegría, sin embargo, tomó un giro inesperado a la hora de la verdad. Cuando la cuenta, seguramente abultada por la cantidad de bebidas consumidas, llegó a la mesa, el astuto septuagenario, aprovechando un descuido del personal del bar, decidió emprender la retirada de una manera poco convencional: a la carrera. Imaginen la escena: en medio del bullicio del boulevard, un hombre de 71 años, esquivando con sorprendente agilidad – digna de un atleta olímpico en sus mejores tiempos – postes, botes de basura y vehículos, en una huida desesperada.
La persecución no se hizo esperar. Clientes del bar, sorprendidos por la repentina fuga del generoso anfitrión, se unieron a la caza del jubilado fugitivo. A ellos se sumaron elementos de la policía local, quienes, alertados por la conmoción, se unieron a la singular carrera. La escena, digna de una película cómica, seguramente causó asombro y risas entre los transeúntes que presenciaron la peculiar persecución.
Finalmente, la veloz escapada de Rosenberg llegó a su fin en la colonia Primero de Mayo, donde su ruta fue bloqueada por la policía. El hombre fue detenido y llevado a cumplir horas de arresto por una falta administrativa. Queda en el aire la incógnita de si los dueños del bar El Dorado decidirán presentar cargos formales en su contra, y, sobre todo, a cuánto ascendió la cuenta de aquella efímera e improvisada fiesta.
La historia de Rosenberg “N” nos deja con varias preguntas. ¿Fue un acto de irresponsabilidad producto de la euforia del momento? ¿O quizás una broma llevada demasiado lejos? Sea cual sea la respuesta, la anécdota del jubilado que celebró su primer pago de pensión con una fuga digna de una película de acción, seguramente se convertirá en una leyenda urbana en las calles de Monclova. Un recordatorio, quizás, de que la alegría, como las cervezas, debe consumirse con moderación, y, sobre todo, que siempre hay que pagar la cuenta. Mientras tanto, en el bar El Dorado, la historia de Rosenberg seguramente se contará una y otra vez, entre risas y asombro, como un testimonio de aquella tarde en la que un jubilado decidió celebrar su primer cheque de pensión de la manera más inesperada.
Fuente: El Heraldo de México