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6 de septiembre de 2025 a las 03:20

Evita la mala suerte en la Luna de Maíz

La Luna de Maíz, ese resplandor dorado que baña los campos al final del verano, nos invita a un momento de introspección y balance. Mucho más que un simple fenómeno astronómico, esta luna llena, que en algunas culturas se conoce como la Luna de la Cosecha temprana, nos conecta con una energía ancestral, una energía que vibra con la gratitud por la abundancia recibida y la preparación para el ciclo que viene. Imaginen a nuestros antepasados, guiados por esta luz en las noches frescas de septiembre, recogiendo los frutos de su trabajo bajo un manto de estrellas. Esa conexión con la tierra, con los ciclos naturales, es la que la Luna de Maíz nos invita a recuperar.

Desde las antiguas tribus nativas americanas, que la asociaban con la maduración del maíz, su cultivo sagrado, hasta las tradiciones europeas que celebraban la Luna de la Cosecha, este plenilunio ha marcado un punto de inflexión en el calendario agrícola. No era solo el momento de recoger el sustento físico, sino también de cosechar las experiencias vividas, las lecciones aprendidas durante los meses anteriores. Es un tiempo para reflexionar sobre lo sembrado, tanto en el campo como en nuestra propia vida. ¿Qué semillas plantamos en primavera? ¿Qué frutos hemos recogido? ¿Cuáles se han quedado por el camino?

Astrológicamente, la Luna de Maíz, ya sea bajo la influencia de Piscis o Aries, nos impulsa a conectar con nuestra intuición, con esa voz interior que a menudo ignoramos en el ajetreo diario. Es un momento propicio para la meditación, para escuchar los susurros del alma y reconocer las emociones que emergen a la superficie. Es una oportunidad para sanar viejas heridas, liberar lo que ya no nos sirve y prepararnos para un nuevo comienzo.

Pero, como toda fuerza poderosa, la energía de la Luna de Maíz debe ser tratada con respeto. Hay ciertas acciones que, según la sabiduría ancestral, es mejor evitar durante este periodo para no perturbar el delicado equilibrio energético. Iniciar proyectos de forma impulsiva, por ejemplo, puede dispersar nuestra energía y dificultar la consolidación de lo que ya hemos logrado. Las discusiones y confrontaciones también se desaconsejan, ya que la intensidad emocional de la luna llena puede amplificar los conflictos y generar heridas difíciles de sanar.

Asimismo, es importante no reprimir las emociones que afloran durante este periodo. La Luna de Maíz nos invita a la autenticidad, a reconocer y aceptar todo lo que somos, luz y sombra. Intentar ocultar o ignorar nuestras emociones solo generará bloqueos energéticos que pueden manifestarse como ansiedad, insomnio o una sensación de vacío. En su lugar, podemos recurrir a prácticas como la escritura terapéutica, la meditación o rituales de liberación emocional para procesar y transformar lo que sentimos.

En cuanto a las limpiezas energéticas, si bien es un momento propicio para ello, se recomienda evitar las purgas drásticas o impulsivas. Encender incienso, colocar flores frescas o simplemente visualizar la liberación de energías negativas son opciones más adecuadas para este periodo. De igual manera, se desaconseja tomar decisiones importantes, especialmente en el ámbito financiero o legal, ya que la intensidad emocional puede nublar nuestro juicio.

La Luna de Maíz es un tiempo de gratitud, de reconocimiento por la abundancia en nuestras vidas, y de conexión con la sabiduría ancestral. Es una invitación a cosechar los frutos de nuestro trabajo, tanto material como espiritual, y a prepararnos para el nuevo ciclo que comienza. Al honrar la energía de esta luna, nos abrimos a la posibilidad de vivir en mayor armonía con nosotros mismos y con el universo que nos rodea.

Fuente: El Heraldo de México