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6 de septiembre de 2025 a las 05:05

¡Ciática: Síntomas que te urgen al doctor!

El inconfundible pinchazo, la sensación de quemazón que recorre la pierna… ¿Quién no ha sentido alguna vez el fantasma del dolor ciático acechando? Es una dolencia tan común, tan presente en nuestras conversaciones cotidianas, que a menudo la minimizamos. "Ya se me pasará", pensamos, tragándonos un analgésico y esperando a que la molestia desaparezca. Y sí, en muchos casos, el dolor ciático es pasajero, un visitante incómodo que se marcha tan rápido como llegó. Pero, ¿qué ocurre cuando el dolor persiste? ¿Cuándo deja de ser una molestia puntual para convertirse en una presencia constante que nos limita y nos roba la calidad de vida?

Es crucial entender que, aunque el dolor ciático a menudo se resuelve por sí solo, existen señales de alarma que no debemos ignorar. Si el dolor es intenso, persistente, y no cede ante los analgésicos habituales, es fundamental acudir a un especialista. Imaginen ese cable eléctrico que recorre nuestra pierna, el nervio ciático, siendo comprimido, irritado, incluso dañado. Esa es la raíz del problema, y solo un profesional puede diagnosticar la causa subyacente y determinar el tratamiento adecuado.

Muchas veces, el origen del dolor ciático reside en una hernia discal lumbar o en la estenosis del canal lumbar. Visualicen los discos intervertebrales, esos amortiguadores naturales entre las vértebras, desgastándose con el paso del tiempo, perdiendo su elasticidad, incluso rompiéndose. O imaginen el canal espinal, ese túnel protector que alberga la médula espinal y las raíces nerviosas, estrechándose, comprimiendo el nervio ciático. El inevitable paso del tiempo, ese proceso natural de envejecimiento que afecta a todas nuestras articulaciones, también deja su huella en la columna vertebral. Los discos se debilitan, los ligamentos se engrosan, y las articulaciones se hipertrofian, creando un escenario propicio para la aparición del dolor ciático.

Pero no nos dejemos engañar por la idea de que la edad es el único factor determinante. Nuestros hábitos de vida, la forma en que nos movemos, la postura que adoptamos al trabajar, incluso la manera en que levantamos objetos, juegan un papel crucial en la salud de nuestra columna. Pasar largas horas sentados frente al ordenador, cargar peso de forma incorrecta, o mantener posturas inadecuadas durante periodos prolongados, son factores que pueden contribuir a la aparición del dolor ciático.

Entonces, ¿cómo podemos proteger nuestra espalda y prevenir esta dolencia tan común? La clave reside en la prevención. Incorporar el ejercicio físico regular a nuestra rutina es fundamental. No se trata de convertirnos en atletas de élite, sino de mantenernos activos, fortaleciendo los músculos que sostienen la columna vertebral. Actividades como caminar, nadar o practicar yoga pueden ser excelentes aliados.

Asimismo, la higiene postural es esencial. Debemos ser conscientes de nuestra postura al sentarnos, al caminar, al levantar objetos. Imaginen una línea recta que recorre nuestra columna vertebral, desde la cabeza hasta la pelvis. Esa es la postura ideal que debemos intentar mantener. Si trabajamos en una oficina, es importante levantarnos cada cierto tiempo, estirar las piernas y cambiar de postura. Y si tenemos que levantar objetos pesados, debemos hacerlo flexionando las rodillas, manteniendo la espalda recta y utilizando la fuerza de las piernas, no la de la espalda.

El dolor ciático no es una sentencia inevitable. Informándonos, adoptando hábitos saludables y prestando atención a las señales de nuestro cuerpo, podemos prevenir su aparición y disfrutar de una vida plena y sin dolor. No esperemos a que el dolor nos limite. Tomemos las riendas de nuestra salud y cuidemos de nuestra espalda, ese pilar fundamental que nos sostiene y nos permite movernos con libertad.

Fuente: El Heraldo de México