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6 de septiembre de 2025 a las 19:20

Accidente de Luis Donaldo en Durango

En un giro inesperado que ha dejado perplejos a propios y extraños, un hombre de 31 años de Tlahualilo, Durango, protagonizó una historia que raya entre la tragedia y la comedia de errores. Lo que inicialmente se perfilaba como un posible hecho delictivo, con todos los elementos de una escena de suspenso, se transformó en un insólito accidente doméstico que ha generado asombro y, por qué no decirlo, cierta hilaridad entre los conocedores del caso.

El pasado 3 de septiembre, Luis Donaldo Hernández Hernández, un nombre que sin duda quedará grabado en los anales de las curiosidades médicas, se encontraba en la tranquilidad de su hogar, ajeno al peculiar destino que le aguardaba. Tras un rato en el baño, un grito desgarrador alertó a sus familiares, quienes, presos de la angustia, irrumpieron en el recinto para encontrarse con una escena que helaría la sangre a cualquiera: Luis Donaldo, tendido en el suelo, con una herida sangrante en el abdomen. El pánico se apoderó de la familia, quienes, sin perder un segundo, trasladaron al herido al Hospital General de Gómez Palacio.

La noticia corrió como la pólvora en el pequeño municipio de Tlahualilo. Las especulaciones no se hicieron esperar. ¿Un asalto? ¿Un ajuste de cuentas? ¿Un ataque premeditado? Las teorías se multiplicaban en los corrillos y en las redes sociales. La incertidumbre se cernía sobre la comunidad, mientras los agentes de la Policía Investigadora de Delitos (PID) de Durango iniciaban sus pesquisas.

En el hospital, la tensión era palpable. Médicos y enfermeras se afanaban en atender a Luis Donaldo, quien, tras perder una cantidad considerable de sangre, se debatía entre la consciencia y la inconsciencia. La espera se hacía eterna para los familiares, quienes aguardaban con impaciencia el diagnóstico médico y, sobre todo, las respuestas a la angustiante pregunta: ¿qué había sucedido realmente?

Finalmente, Luis Donaldo recuperó la consciencia y pudo relatar lo sucedido. Y aquí es donde la historia da un giro de 180 grados, abandonando los terrenos del drama criminal para adentrarse en los dominios de lo absurdo. Resulta que nuestro protagonista, en un descuido monumental, había olvidado que portaba una navaja en el bolsillo de su pantalón. Al sentarse en la taza del baño, el arma se clavó accidentalmente en su costado derecho, provocándole la profunda herida que lo llevó al hospital.

El relato, tan inverosímil como cierto, dejó atónitos a los agentes de la PID. De un plumazo, la investigación se cerró. No había agresores, no había móviles ocultos, solo un desafortunado encuentro entre un hombre, una navaja y una taza de baño. Lo que se presumía un grave delito, se transformó en una anécdota, dolorosa sin duda, pero con un toque de tragicomedia que difícilmente se borrará de la memoria de Luis Donaldo y su familia.

Este caso nos recuerda la importancia de ser precavidos en nuestro día a día, incluso en la aparente seguridad de nuestros hogares. Y aunque la historia de Luis Donaldo nos invita a una sonrisa irónica, también nos deja una valiosa lección: a veces, la realidad supera a la ficción, incluso en los escenarios más insospechados.

Fuente: El Heraldo de México