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5 de septiembre de 2025 a las 09:30
¿Transformará la IA el trabajo en México?
La Inteligencia Artificial (IA) se presenta como una fuerza imparable, un tsunami tecnológico que está remodelando el panorama laboral mexicano a una velocidad vertiginosa. Mientras que la economía digital florece, aportando un porcentaje cada vez mayor al PIB nacional, y millones de mexicanos se conectan al ciberespacio, una sombra de desigualdad se cierne sobre esta transformación. La brecha digital, esa línea divisoria entre quienes tienen acceso a la tecnología y quienes no, amenaza con ampliarse, dejando atrás a comunidades rurales y a aquellos que no cuentan con las competencias digitales necesarias para navegar en este nuevo mundo.
No se trata simplemente de saber usar un teléfono inteligente o navegar por internet. La OCDE ha puesto el dedo en la llaga al revelar que un porcentaje significativo de la población adulta mexicana posee habilidades digitales básicas, apenas suficientes para tareas elementales. Mientras el mundo avanza hacia la automatización y la IA, este déficit de competencias se convierte en un obstáculo formidable para el progreso individual y colectivo.
El futuro del trabajo, como lo conocemos, está en plena metamorfosis. Se avecina una ola de nuevos empleos impulsados por la tecnología, pero al mismo tiempo, millones de puestos tradicionales podrían desaparecer. La clave para sobrevivir a esta revolución radica en la capacidad de adaptación, en la reconversión del talento hacia áreas estratégicas y creativas. Imaginemos a un artesano que, en lugar de ser desplazado por la producción en masa, utiliza la IA para diseñar piezas únicas y personalizadas, alcanzando mercados globales a través del comercio electrónico.
La educación se erige como el pilar fundamental de esta transformación. Nuestras escuelas deben ser la incubadora de las habilidades del futuro, donde los niños, desde la primaria, se familiaricen con la IA, la ética digital y el análisis de datos. No se trata de convertir a todos en programadores, sino de dotarlos del pensamiento crítico y la capacidad de aprendizaje continuo que les permitan prosperar en un entorno laboral en constante evolución. La formación docente es crucial en este proceso, así como la creación de “microcredenciales” que faciliten la actualización profesional de manera ágil y accesible.
Sin embargo, la brecha digital no es el único desafío. La informalidad laboral, que afecta a más de la mitad de la fuerza trabajadora, se convierte en un muro adicional para el acceso a las oportunidades que ofrece la economía digital. A esto se suma la escasa inversión en innovación, un factor crucial para el desarrollo de un ecosistema tecnológico robusto y competitivo.
La digitalización, sin embargo, también encierra un enorme potencial inclusivo. Pensemos en una persona que no domina el inglés y que, gracias a la IA, puede acceder a herramientas de traducción y aprendizaje, abriendo puertas a nuevas posibilidades laborales y educativas. El reto está en garantizar que nadie se quede atrás, que la IA se convierta en un puente hacia la inclusión y no en un factor de exclusión.
Para lograr esta meta, se requiere una estrategia integral que abarque diferentes frentes: la creación de un Observatorio Nacional de IA para monitorear el impacto de esta tecnología, la actualización de los planes de estudio en todos los niveles educativos, el otorgamiento de becas para la capacitación en habilidades digitales, y el fomento de alianzas público-privadas que impulsen la adopción tecnológica en las Pymes y la formación de los trabajadores.
Es imperativo establecer un marco ético y flexible para el uso responsable de la IA, que garantice la protección de datos personales y prevenga la discriminación. Asimismo, se necesita una mayor inversión en infraestructura digital, que extienda la conectividad a todos los rincones del país, y incentivos fiscales que promuevan la adopción tecnológica en las empresas.
El futuro del trabajo con IA se presenta como una bifurcación en el camino. Podemos elegir la ruta hacia una mayor equidad, movilidad social y crecimiento económico, o bien, la senda donde la brecha digital se profundiza y millones quedan al margen del progreso. La pregunta no es si la IA cambiará el empleo en México, sino si estamos preparados para gestionar este cambio con responsabilidad, inclusión y una visión sostenible.
Fuente: El Heraldo de México