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5 de septiembre de 2025 a las 18:45

Sismo en México: ¿Dónde fue el epicentro hoy?

La tierra tembló 47 veces durante la madrugada del viernes 5 de septiembre, un recordatorio constante de la naturaleza dinámica y a veces impredecible del subsuelo mexicano. Si bien el sismo más fuerte, con una magnitud de 4.7 y epicentro en Oaxaca, no alcanzó la intensidad necesaria para activar la alerta sísmica en la Ciudad de México, la serie de movimientos telúricos nos invita a reflexionar sobre nuestra preparación ante estos eventos y a comprender mejor el complejo sistema que rige su comportamiento.

Imaginemos por un momento la energía contenida en las profundidades de la tierra, acumulándose lentamente a lo largo de años, décadas, incluso siglos. Las placas tectónicas, gigantescos fragmentos de la corteza terrestre, interactúan en un constante y lento ballet geológico, acumulando tensiones como resortes a punto de estallar. Entonces, en un instante, la roca cede, liberando esa energía acumulada en forma de ondas sísmicas que se propagan a través del planeta, haciéndonos sentir el pulso de la Tierra bajo nuestros pies.

El Sistema de Alerta Sísmica Mexicano (SASMEX), una maravilla de la ingeniería moderna, se erige como un guardián silencioso, analizando constantemente la información proveniente de sensores distribuidos estratégicamente a lo largo del país. Su misión: detectar los sismos y, en caso de ser necesario, activar la alerta que nos brinda esos segundos preciosos para ponernos a salvo. Un algoritmo complejo considera la magnitud del sismo y la distancia al epicentro para determinar si la alerta debe sonar en la Ciudad de México, un delicado equilibrio entre la necesidad de advertir a la población y evitar falsas alarmas que puedan generar pánico innecesario.

La cifra de 24,425 sismos registrados en lo que va del 2025, según el Sismológico Nacional, nos recuerda que vivimos en una zona de alta actividad sísmica. Si bien la mayoría de estos eventos son de baja magnitud, imperceptibles para nosotros en la superficie, son un testimonio de la constante transformación de nuestro planeta. Dos sismos superaron la magnitud 6 este año, una muestra de la potencia que la naturaleza puede desatar.

¿Qué significa vivir en una zona sísmica? Implica una responsabilidad compartida, una cultura de la prevención que debemos cultivar día a día. Desde la revisión periódica de nuestras estructuras, la identificación de zonas seguras en nuestros hogares y lugares de trabajo, hasta la participación en simulacros, cada acción cuenta. Informarnos sobre el funcionamiento del SASMEX, comprender sus limitaciones y sus alcances, nos empodera para tomar decisiones informadas en momentos de crisis.

El Instituto de Geofísica de la UNAM, un referente en la investigación sismológica, nos proporciona las herramientas para comprender estos fenómenos. Sus estudios nos ayudan a desentrañar los misterios del interior de la Tierra, a predecir con mayor precisión la ocurrencia de sismos y a desarrollar tecnologías que nos protejan de sus efectos. La ciencia, en este caso, se convierte en nuestra aliada, una luz en la oscuridad que nos permite convivir con la fuerza impredecible de la naturaleza.

Los 47 sismos de esta madrugada, aunque no causaron daños, son un llamado a la reflexión, una invitación a prepararnos, a informarnos y a construir una cultura de la prevención que nos permita afrontar con mayor seguridad los retos que nos presenta la naturaleza. La tierra seguirá temblando, es parte de su esencia, pero en nuestras manos está la posibilidad de minimizar los riesgos y proteger lo más valioso: nuestras vidas.

Fuente: El Heraldo de México