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5 de septiembre de 2025 a las 09:30

¿Política exterior de la UE en crisis?

La política exterior de Donald Trump ha tejido una compleja red de paradojas, donde la búsqueda del interés propio, bajo el lema "Estados Unidos primero", parece beneficiar más a sus rivales que a sus aliados tradicionales. Si bien es cierto que Trump ha intentado mediar en conflictos como los de Ucrania y Gaza, sus esfuerzos no han dado los frutos esperados. A esto se suma la sombra de la "diplomacia de las cañoneras", evocada por acciones como el hundimiento de un barco presuntamente cargado con drogas en el Caribe, que genera inquietud en la comunidad internacional.

La imposición de aranceles, la intimidación y la presión constante como herramientas de coerción comercial, pilares de la estrategia de Trump, han afectado principalmente a países con fuertes lazos económicos con Estados Unidos, como Canadá, México y los miembros de la Unión Europea. Esta estrategia, paradójicamente, debilita las alianzas cruciales para contrarrestar el creciente poderío geopolítico de naciones como China, India y Rusia.

No es casualidad que la imagen internacional de Estados Unidos bajo la administración Trump se haya deteriorado significativamente en comparación con la de sus predecesores. Bloques como los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que promueven modelos alternativos al estadounidense, encuentran un terreno fértil en este contexto. China, el principal competidor de Estados Unidos en el escenario global, se presenta ante muchos países como una opción más atractiva en materia de comercio y financiamiento.

La reciente reunión en Beijing entre Xi Jinping, Vladimir Putin y Kim Jong-Un, conmemorando el 80 aniversario de la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial, seguida del encuentro en Tajín entre Xi, Putin y el primer ministro indio Narendra Modi, envía una clara señal: la visión de un nuevo orden mundial impulsada por China resuena con fuerza entre las naciones que buscan alternativas al modelo estadounidense.

La ironía se agudiza al considerar que Trump ha buscado y proclamado relaciones amistosas con estos líderes, mientras simultáneamente impone aranceles de hasta un 50% a las exportaciones de sus países. Si bien las propuestas de los competidores de Estados Unidos pueden contener cierto grado de ilusión, las estrategias diplomáticas estadounidenses se ven constantemente socavadas por las expresiones insultantes, burlonas, amenazantes y despectivas del presidente Trump en redes sociales y discursos. Esta incongruencia entre la retórica y la acción diplomática dificulta la construcción de relaciones internacionales sólidas y confiables, abriendo un espacio que otros actores internacionales no dudan en ocupar. El resultado es un escenario internacional inestable, donde las alianzas tradicionales se debilitan y la influencia de Estados Unidos se ve cuestionada. La pregunta que queda en el aire es: ¿a quién beneficia realmente esta nueva dinámica geopolítica?

Fuente: El Heraldo de México