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5 de septiembre de 2025 a las 15:15

La Voz Oculta de la Alerta Sísmica

La voz que nos alerta, la voz que nos salva. Una voz grave, firme, que resuena en nuestros oídos y nos impulsa a la acción, una voz que se ha convertido en sinónimo de prevención y seguridad: la voz de la alerta sísmica. Pero, ¿quién es la persona detrás de esta voz que nos acompaña en momentos de tensión y que, paradójicamente, nos brinda una extraña sensación de calma al saber que estamos siendo advertidos? Se trata de Manuel de la Llata García, un nombre que quizás no sea familiar para muchos, pero cuya voz reconocemos al instante. Un actor de doblaje con una trayectoria impresionante que, sin pretenderlo, se convirtió en la voz de la seguridad para millones de mexicanos.

Nacido en Querétaro en 1944, De la Llata inició su carrera en el mundo del entretenimiento en la década de los 60. Su voz, profunda y resonante, lo llevó a destacar en el doblaje, prestando su talento a personajes icónicos como Superman en sus dos primeras películas, el Dr. Cornelius en la saga de "El Planeta de los Simios" y el entrañable Sr. Olson en "La Familia Ingalls". Imaginen la versatilidad de una voz capaz de encarnar tanto la fuerza de un superhéroe como la sabiduría de un científico y la bondad de un vecino.

En 1993, el Centro de Instrumentación y Registro Sísmico (CIRES) buscaba una voz para la alerta sísmica. Necesitaban un tono único, inconfundible, que transmitiera urgencia y autoridad. Una voz que, al escucharla, nadie pudiera ignorar. La búsqueda los llevó a Manuel de la Llata, cuya voz cumplía con todos los requisitos. La elección, según se cuenta, fue inmediata.

El 14 de septiembre de 1995, la Ciudad de México escuchó por primera vez la alerta sísmica con la voz de De la Llata. Un sismo de magnitud 7.3 sacudió la ciudad, y esa voz firme y grave resonó en los altavoces, instando a la población a evacuar. Fue el bautizo de fuego de un sistema que, con el tiempo, se perfeccionaría y ampliaría su cobertura, pero que mantendría la voz de De la Llata como elemento constante, una voz que se grabó en la memoria colectiva.

A pesar de su éxito en el doblaje, De la Llata siempre mantuvo un perfil bajo. Prefería la discreción de los estudios de grabación a las luces de los reflectores. Se retiró del doblaje en los años 80, dedicándose a la locución institucional y comercial. Sin embargo, su legado como la voz de la alerta sísmica trascendió cualquier otro trabajo. Su voz, aunque grabada, sigue viva, resonando cada vez que la tierra tiembla, recordándonos la importancia de la prevención y la capacidad de un solo hombre para, con su voz, proteger a una ciudad entera. Manuel de la Llata falleció en 2016, pero su voz sigue salvando vidas, un eco constante que nos recuerda que, ante la fuerza de la naturaleza, la preparación y la alerta temprana son nuestras mejores herramientas. Su voz es un legado de seguridad, un testimonio de la importancia del trabajo silencioso y la dedicación anónima. Una voz que, aunque ya no está entre nosotros, sigue cuidándonos.

Fuente: El Heraldo de México