
5 de septiembre de 2025 a las 19:30
Justicia para la Abuelita de Iztapalapa
La tranquilidad de la colonia San Nicolás Tolentino se vio abruptamente interrumpida el pasado 3 de septiembre. Un paseo matutino se transformó en una pesadilla para una adulta mayor de 73 años, víctima del ataque de un perro pitbull. Las consecuencias, devastadoras: una amputación parcial de su brazo derecho, heridas avulsivas y el inminente espectro del shock hipovolémico, una condición crítica que pone en grave riesgo la vida. Este lamentable suceso ha reavivado el debate sobre la tenencia responsable de perros de razas consideradas potencialmente peligrosas y la necesidad de una regulación más estricta.
Más allá del dolor físico y el trauma emocional que enfrenta la víctima, este incidente nos obliga a reflexionar sobre la responsabilidad que conlleva tener una mascota, especialmente cuando se trata de razas con una predisposición genética a la fuerza y la reactividad. La dueña del pitbull, una mujer de 53 años, fue detenida y puesta a disposición del Ministerio Público, enfrentando posibles consecuencias legales. Según el comunicado policial 2541, la mujer paseaba a su perro sin correa, una negligencia que, en este caso, tuvo consecuencias irreparables. Se acusa a la dueña, además, de intentar ocultar al animal tras el ataque, un acto que agrava aún más su responsabilidad en este trágico episodio.
La intervención de la Policía Auxiliar (PA) y de Protección Civil fue crucial. Los oficiales brindaron los primeros auxilios a la víctima, mientras que los paramédicos confirmaron la gravedad de las lesiones y la necesidad de una amputación. El pitbull, por su parte, fue asegurado por la Brigada de Vigilancia Animal, donde permanecerá bajo observación para evaluar su comportamiento y prevenir futuros incidentes. Si bien se ha mencionado la posibilidad de que la dueña recupere a su mascota tras el proceso legal, surge la inevitable pregunta: ¿es seguro devolver un animal con este historial a su dueña? ¿Qué garantías existen para prevenir otro ataque?
Este caso nos confronta con la complejidad de la tenencia responsable de animales. No se trata de demonizar a una raza específica, sino de comprender las particularidades de cada una y actuar en consecuencia. Un pitbull, como cualquier otro perro, necesita una educación adecuada, socialización temprana y un dueño responsable que comprenda sus necesidades y sea capaz de manejarlo en cualquier situación. La falta de entrenamiento, el descuido y la irresponsabilidad pueden transformar a un animal, incluso de compañía, en un peligro para la sociedad.
El estudio de la Universidad de Helsinki, que revela que casi un 20% de los dueños de pitbulls reconocen comportamientos agresivos en sus mascotas, es un dato alarmante que no podemos ignorar. Más preocupante aún es la constatación de que muchos dueños no perciben o minimizan las señales de alerta, lo que dificulta la prevención de incidentes como el ocurrido en San Nicolás Tolentino. Es imperativo fomentar la educación y la concientización sobre la tenencia responsable, promoviendo la esterilización, el uso de correa y bozal en espacios públicos, y la capacitación de los dueños para manejar adecuadamente a sus perros, especialmente aquellos de razas consideradas potencialmente peligrosas. Solo así podremos garantizar la seguridad de la comunidad y el bienestar de los animales. La tragedia de San Nicolás Tolentino debe servir como un llamado a la reflexión y a la acción. No podemos permitir que la negligencia y la falta de responsabilidad sigan cobrando víctimas.
Fuente: El Heraldo de México