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5 de septiembre de 2025 a las 22:00
¡Evita la multa! Cohetes CDMX 15/09/25
La vibrante y a veces ensordecedora tradición de la pirotecnia en la Ciudad de México se encuentra en una encrucijada. Si bien el estruendo de los cohetes y el brillo de los castillos iluminan las noches de fiesta, la realidad es que su uso sin autorización conlleva consecuencias que van más allá del espectáculo visual y auditivo. No se trata simplemente de una costumbre arraigada, sino de una actividad regulada que, de no acatarse, puede resultar en sanciones significativas.
Imaginemos la escena: familias reunidas, la emoción palpable en el aire, el aroma a pólvora que anticipa el estallido de color. Sin embargo, esa misma imagen puede transformarse en un escenario de preocupación si no se respetan las normas establecidas. La alegría festiva puede dar paso a la angustia de una multa que oscila entre los 2,376 y los 3,395 pesos, un monto considerable que podría destinarse a otras necesidades del hogar. Y no se trata solo del impacto económico, la posibilidad de pasar hasta 36 horas arrestado en el Centro de Sanciones Administrativas y de Integración Social es una realidad tangible para quienes infrinjan la ley.
Más allá de las sanciones, es crucial reflexionar sobre las implicaciones para la salud y la seguridad. Las autoridades federales, incluyendo la Secretaría de Salud, han advertido reiteradamente sobre los peligros asociados al uso irresponsable de la pirotecnia. No se trata de exageraciones, sino de una preocupación fundamentada en la evidencia de lesiones que pueden marcar la vida de las personas, especialmente la de los niños.
Pensemos en los más pequeños, con su fascinación natural por las luces y los sonidos vibrantes. Para ellos, la pirotecnia puede representar un riesgo aún mayor. Sus delicadas membranas auditivas, sus retinas aún en desarrollo, sus pequeñas manos curiosas, todas son vulnerables ante la fuerza explosiva de estos artefactos. Las consecuencias pueden ser devastadoras: quemaduras profundas que requieren complejos procedimientos estéticos, daños irreparables en la audición o la vista, e incluso la pérdida de alguna extremidad.
Y no olvidemos el impacto psicológico. El trauma de una lesión grave, la cicatriz imborrable de una quemadura, la angustia de un accidente presenciado, todo esto puede dejar huellas profundas en la psique de las víctimas, especialmente en los niños, afectando su desarrollo emocional y su bienestar a largo plazo.
Es cierto que la tradición pesa, que la pirotecnia forma parte de la identidad cultural de la Ciudad de México. Sin embargo, es necesario encontrar un equilibrio entre la celebración y la responsabilidad. Informarse sobre las normas, buscar alternativas más seguras, priorizar la seguridad de los niños y de la comunidad en general, son pasos esenciales para que la fiesta no termine en tragedia. La pirotecnia puede ser un espectáculo maravilloso, pero nunca debe eclipsar el valor de la salud y la seguridad de las personas.
Fuente: El Heraldo de México