La historia de Don Rosenberg, un abuelito de 71 años que desafió la gravedad (y a la policía) tras una noche de fiesta en Monclova, Coahuila, ha encendido las redes sociales. Imaginen la escena: el "Bar El Dorado", luces tenues, música de cumbia retumbando en las paredes y Don Rosenberg, recién cobrado su pensión, repartiendo generosidad en forma de tragos. Según testigos, el hombre, con la vitalidad de un veinteañero, se convirtió en el alma de la fiesta, atrayendo la atención de las bailarinas del lugar, quienes, encantadas, lo acompañaron en una maratón de cumbias.

La noche avanzaba, la música seguía, los tragos también… hasta que llegó la cuenta. Y ahí, amigos, es donde la trama da un giro inesperado. Al percatarse de que el monto a pagar superaba con creces el contenido de su cartera, Don Rosenberg decidió aplicar la del correcaminos, protagonizando una huida digna de una película de acción. Los empleados del bar, atónitos, no tardaron en alertar a las autoridades, quienes desplegaron un operativo para dar con el escurridizo abuelito.

Lo que siguió fue una persecución digna de una comedia. Policías a pie, tras la pista de un septuagenario que, a juzgar por su velocidad, parecía haber descubierto el secreto de la eterna juventud. La escena, sin duda, debió ser digna de verse. Tras varias calles de intensa persecución, los uniformados, entre risas y jadeos, lograron alcanzar a Don Rosenberg, no sin antes preguntarle, con admiración, cuál era su secreto para mantenerse en tan buena forma. ¿Vitaminas? ¿Clases de zumba? El misterio aún no se ha resuelto.

La historia, rápidamente, se viralizó en redes sociales, generando un torbellino de reacciones. Algunos aplauden la vitalidad y osadía de Don Rosenberg, convirtiéndolo en un héroe popular de la tercera edad. Otros, en cambio, critican su irresponsabilidad. Sea como sea, la anécdota de este abuelito fiestero nos deja una pregunta en el aire: ¿cuál será el desenlace de esta historia? La policía de Monclova, por el momento, guarda silencio, alimentando aún más el misterio y la especulación. ¿Pagará la cuenta? ¿Será sancionado? ¿O acaso se convertirá en la nueva imagen del "Bar El Dorado"? Solo el tiempo lo dirá.

Mientras tanto, la leyenda de Don Rosenberg, el abuelito que bailó, bebió y corrió como si tuviera veinte años, seguirá resonando en los rincones de Monclova y en el vasto mundo digital. Una historia que nos recuerda que la edad es solo un número y que, a veces, la vida nos regala momentos tan insólitos como entrañables. Y quién sabe, quizás Don Rosenberg nos inspire a todos a vivir con un poco más de alegría, atrevimiento… y a tener siempre a mano un buen par de zapatos para correr, por si acaso.