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5 de septiembre de 2025 a las 09:30

Descubre el Secreto de Marco

La vibrante Ciudad de México, escenario de incontables hazañas deportivas, se vistió una vez más de fiesta para recibir su maratón anual. Miles de corredores, unidos por la pasión y el desafío, inundaron las calles, cada uno con su propia historia, su propia meta. Pero este año, la narrativa trascendió el cronómetro y la línea de llegada. En el podio, en el espacio reservado para la gloria, se alzó una voz que resonó más allá de los aplausos y las medallas. Marco Caballero, segundo lugar en la categoría de silla de ruedas, aprovechó ese instante de visibilidad para denunciar una realidad incómoda, una verdad que muchos prefieren ignorar: las condiciones precarias de la ruta, los baches, las coladeras mal selladas, los peligros que acechan a cada paso.

Su valentía, su audacia cívica, pusieron en evidencia una contradicción flagrante. La Ciudad de México, que aspira a ser capital deportiva del continente, que atrae élites internacionales y presume de rutas icónicas, no garantiza la seguridad ni la igualdad de condiciones para todos sus competidores. Marco, testigo constante de la evolución del maratón, ha visto cómo la infraestructura urbana se convierte en un obstáculo más, un desafío añadido a la propia exigencia de la prueba. Su testimonio, directo y sin estridencias, interpeló a la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, presente en la ceremonia. No se trató de una queja aislada, de un desahogo en redes sociales, sino de una denuncia pública, un llamado a la responsabilidad ante la mirada de todos.

El debate, inevitablemente, trascendió el ámbito deportivo. Medios de comunicación y opinión pública se hicieron eco de las palabras de Marco, amplificando su mensaje. No se trata de politizar el deporte, sino de profesionalizarlo, de garantizar su accesibilidad y de asegurar condiciones óptimas para todos los participantes, sin importar su categoría. La épica del deporte no debe residir en esquivar baches, una habilidad que, lamentablemente, los ciudadanos de la capital han tenido que desarrollar en su cotidianidad.

La reivindicación de Marco Caballero no se limita a la textura del asfalto; apunta a la aspereza del sistema, a la falta de previsión y a la normalización de la precariedad. La accesibilidad no debe ser un renglón del presupuesto, sino un valor fundamental, una prioridad ineludible. En vísperas de una Copa Mundial, la ciudad tiene la obligación de aprender de sus errores, de implementar mejoras permanentes y de garantizar la inclusión real de todos aquellos que deseen practicar deporte, no solo cuando las cámaras están encendidas.

El recuerdo de tragedias pasadas, como la de las dos hermanas que perdieron la vida al caer en un registro sin tapa, nos recuerda la urgencia de actuar. No hablamos solo de un maratón, hablamos de la marca ciudad, de la imagen que proyectamos al mundo, de la experiencia que ofrecemos a nuestros visitantes y a nuestros propios habitantes. Ser sede de grandes eventos deportivos no es suficiente; es imperativo garantizar rutas seguras y justas para todos, especialmente para aquellos que, con su resiliencia y su determinación, nos demuestran el verdadero significado de la superación.

La solución, en su enunciado, es simple: inversión en infraestructura, mantenimiento adecuado, estándares internacionales de calidad, pruebas de ruta rigurosas y transparencia en todos los procesos. No se trata de quedar bien, sino de estar a la altura de las circunstancias, de rectificar los errores del pasado y de construir un futuro donde el deporte sea accesible y seguro para todos.

La historia que queremos contar no es la de un campeón que esquivó baches, ni la de un podio convertido en tribuna de denuncia. Aspiramos a narrar la historia de una ciudad que escuchó, que aprendió y que corrigió su rumbo, una ciudad que transformó el reclamo en oportunidad y que, finalmente, entendió que la verdadera victoria reside en la inclusión y en la equidad. El podio no debe incomodar, debe ser un espacio de celebración, un reflejo de los valores que defendemos. Que el próximo evento nos encuentre sin excusas, con rutas seguras y con la certeza de que estamos construyendo una ciudad a la altura de sus sueños deportivos.

Fuente: El Heraldo de México