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5 de septiembre de 2025 a las 07:50

Alerta: Reto viral peligroso

La tragedia ha tocado a la puerta de una familia en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Un niño de tan solo siete años lucha por su vida en un hospital de Galveston, Texas, tras sufrir quemaduras de tercer grado en el 30% de su cuerpo. La causa: un peligroso reto viral que el pequeño intentó imitar. El juego, que circula en redes sociales, implica el uso de alcohol en gel y un encendedor, una combinación letal que en este caso ha dejado al menor con graves lesiones en rostro, cuello, torso y, lo más preocupante, en sus vías respiratorias.

Imaginen la angustia de sus padres. Un instante de curiosidad infantil, alimentado por la viralidad irresponsable de un reto en internet, se ha transformado en una pesadilla. El niño, inicialmente atendido en un hospital local, requirió un traslado de emergencia al Shriners Children’s Hospital en Galveston, Texas, un centro especializado en el tratamiento de quemaduras pediátricas, gracias a la intervención de la Fundación Michou y Mau. Allí, según la delegada de la fundación, Anne Vilchis, el pequeño ya ha sido sometido a cirugía para evaluar el alcance de las lesiones y realizar injertos de piel. La esperanza se aferra a la pericia de los médicos y a la fortaleza de este pequeño guerrero.

Las palabras de Vilchis, relatando el incidente, son un llamado a la reflexión: “Lamentablemente, por tratar de imitar un reto de redes sociales, este pequeñito tomó un encendedor y una botella de alcohol en gel, se metió al baño de su casa, prendió la botella con el encendedor y el pequeñito se quemó…”. Una frase que resuena como una dolorosa advertencia sobre los peligros ocultos en el mundo digital.

Este caso pone de manifiesto la vulnerabilidad de los menores ante la proliferación de contenido peligroso y retos virales en internet. Las redes sociales, si bien ofrecen oportunidades de conexión y aprendizaje, también son un terreno fértil para la difusión de conductas de riesgo, especialmente para los más jóvenes, quienes carecen de la madurez y el criterio necesarios para discernir entre lo real y lo virtual, entre lo seguro y lo peligroso.

Si bien lo ideal es minimizar la exposición de los menores a dispositivos electrónicos, la realidad es que muchos niños ya son usuarios activos de internet. Por ello, es crucial implementar medidas de seguridad y acompañamiento. No se trata solo de controlar el tiempo de uso, sino de fomentar un diálogo abierto y honesto sobre los riesgos online. Educarles en el pensamiento crítico, enseñarles a identificar contenido inapropiado y a desconfiar de las modas virales son pasos fundamentales para protegerlos.

Además, es importante que los padres se involucren activamente en la vida digital de sus hijos. Conocer las plataformas que utilizan, las personas con las que interactúan y el tipo de contenido que consumen es esencial para detectar posibles señales de alerta. Herramientas de control parental y la configuración de perfiles con restricciones de edad también pueden ser útiles, pero no sustituyen la comunicación y la supervisión activa.

Este lamentable incidente nos recuerda la importancia de la prevención y la responsabilidad compartida. Padres, educadores, plataformas digitales y la sociedad en su conjunto debemos trabajar unidos para crear un entorno online más seguro para nuestros niños. La vida de este pequeño de siete años, y la de muchos otros, depende de ello. No permitamos que la viralidad irresponsable apague la luz de su futuro.

Fuente: El Heraldo de México