La atmósfera electrizante del Lincoln Financial Field, aún vibrante por el eco del campeonato, se vio sacudida anoche no solo por los truenos de una tormenta repentina, sino por un inicio de temporada explosivo y lleno de drama. Los Eagles, con el peso de la corona sobre sus hombros, demostraron su temple de acero al remontar un marcador adverso y doblegar a unos aguerridos Cowboys en un partido que quedará grabado en la memoria de los aficionados.

Desde la primera jugada, la tensión se palpaba en el aire. La expulsión de Jalen Carter, tras un incidente con Dak Prescott que sin duda generará ríos de tinta en los próximos días, dejó a los Eagles momentáneamente descolocados. La rápida respuesta de Dallas, con un touchdown de Javonte Williams, parecía presagiar una noche difícil para los campeones. Sin embargo, el corazón de un campeón late con fuerza incluso en la adversidad. Jalen Hurts, con la determinación que lo caracteriza, tomó las riendas del equipo y con dos touchdowns terrestres demostró que la ofensiva de Philadelphia sigue siendo una fuerza a tener en cuenta.

El segundo cuarto fue un festival de anotaciones, un intercambio de golpes entre dos ofensivas hambrientas de victoria. Williams volvió a brillar para los Cowboys, pero Hurts, imperturbable, respondió con la misma moneda. El juego terrestre se convirtió en el arma predilecta de ambos equipos, explotando la ausencia de Micah Parsons en la defensiva texana. Un gol de campo de Dallas y una espectacular carrera de Saquon Barkley pusieron a los Eagles al frente, aunque un último gol de campo de los Cowboys antes del descanso mantenía la emoción intacta.

Tras el descanso, la tormenta eléctrica que azotó Filadelfia pareció reflejar el caos que se vivía en el campo. El ritmo del partido se vio interrumpido, y las defensivas, hasta entonces eclipsadas por el brillo de los ataques, comenzaron a tomar protagonismo. El tercer cuarto transcurrió sin anotaciones, con ambos equipos luchando por recuperar el control del juego.

El último cuarto fue un auténtico drama. Intercambios de posesión, la presión asfixiante de las defensivas y una noche para el olvido de CeeDee Lamb, quien no logró conectar con Prescott, sentenciaron el destino de los Cowboys. La victoria de los Eagles, sudada y trabajada, demuestra que están dispuestos a defender su título con uñas y dientes. Este emocionante inicio de temporada nos promete un año lleno de partidos inolvidables y rivalidades al rojo vivo. ¿Será capaz Philadelphia de mantener el ritmo y repetir la hazaña del año pasado? Solo el tiempo lo dirá. Lo que es seguro es que la NFL, una vez más, nos ha regalado un espectáculo digno de admiración.