Guerrero vive una transformación profunda, una verdadera renovación que se siente en cada rincón del estado. No son solo palabras, son hechos, son datos que respaldan el arduo trabajo realizado durante estos cuatro años. La disminución de la pobreza, un logro que impacta directamente en la vida de miles de familias guerrerenses, es un testimonio del compromiso con quienes más lo necesitan. Más de 270 mil personas han salido de la pobreza, un número que habla por sí solo y demuestra que la política humanista y la inversión social están dando frutos. No se trata de asistencialismo, sino de empoderamiento, de brindar las herramientas necesarias para que las familias guerrerenses construyan un futuro mejor.

La seguridad, un tema crucial para la tranquilidad de todos, también ha experimentado avances significativos. La estrategia implementada, alineada con la del gobierno federal, ha logrado reducir los delitos de alto impacto. La disminución del homicidio doloso en un 9.82 por ciento, junto con las tendencias a la baja en secuestro, extorsión y robo, son indicadores claros de que vamos por el buen camino. Guerrero ya no es el estado que se percibía antes, se está construyendo un ambiente de paz y seguridad, donde las familias pueden vivir con tranquilidad. La inversión en tecnología e inteligencia policial ha sido fundamental para lograr estos resultados, demostrando que la modernización y la capacitación son pilares esenciales en la lucha contra la delincuencia.

El desarrollo económico es otro pilar fundamental de esta transformación. Con la creación de más de 32 mil empleos formales, Guerrero se posiciona con la menor tasa de desempleo del país. Esto no es casualidad, es el resultado de una política económica que fomenta la inversión, el emprendimiento y la generación de oportunidades para todos. Se está impulsando el crecimiento económico de manera sostenible, generando empleos dignos y bien remunerados que contribuyen al bienestar de las familias guerrerenses.

La infraestructura también ha sido protagonista en esta nueva etapa. Se ha invertido en la construcción y rehabilitación de 665 kilómetros de caminos, llevando progreso y conectividad a las ocho regiones del estado. Además, se ha garantizado el acceso al agua potable y saneamiento con importantes obras que benefician a miles de personas. No se trata de obras superficiales, sino de proyectos planificados con visión de futuro, que impactan positivamente en la calidad de vida de la población. Se ha trabajado con austeridad y con la participación de las comunidades, asegurando que cada peso invertido se traduzca en beneficios tangibles para la gente.

La recuperación de Acapulco tras los huracanes Otis y John es otro ejemplo de la resiliencia y la capacidad de reconstrucción del estado. La renovación de miles de habitaciones hoteleras, la llegada de cruceros internacionales y la realización de numerosos eventos, demuestran que Acapulco sigue siendo un destino turístico de primer nivel. Se ha trabajado incansablemente para recuperar la confianza de los visitantes y para impulsar la economía local, generando empleos y oportunidades para los acapulqueños.

La atención a las mujeres y la lucha contra la violencia de género son prioridades ineludibles. La disminución del feminicidio en un 33 por ciento es un logro significativo, pero no nos conformamos. Programas como la Alerta Violeta, el Transporte Violeta y la Tarjeta Violeta son herramientas que protegen y empoderan a las mujeres, brindándoles seguridad y apoyo en situaciones de vulnerabilidad. Se está construyendo un Guerrero más justo e igualitario, donde las mujeres puedan vivir libres de violencia y desarrollar todo su potencial.

Este es el Guerrero que estamos construyendo, un estado con un futuro prometedor, donde el bienestar, la seguridad, el desarrollo y la justicia social son los pilares de la transformación. Seguiremos trabajando con el mismo compromiso y la misma pasión para consolidar estos logros y para construir un Guerrero aún mejor para todos.