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4 de septiembre de 2025 a las 17:00
Tragedia Selfie: Madre cae 90 metros
La tragedia tiñó de luto la celebración del cumpleaños número 45 de Elizaveta "Liza" Gushchina. Lo que prometía ser una jornada llena de adrenalina y alegría, culminó en un devastador accidente que dejó a su familia, amigos y a la comunidad de deportes extremos en shock. Liza, una experimentada atleta y miembro del equipo "23block", decidió celebrar su día con un salto en bungee desde una antigua caldera adaptada para este tipo de actividades, ubicada en el distrito de Pavlosk, en San Petersburgo.
Acompañada de su hijo Nikita, de 23 años, y otros miembros del equipo, Liza se lanzó al vacío desde una altura aproximada de 90 metros. Videos y fotografías compartidas en sus redes sociales muestran cómo completó el salto con éxito, irradiando la energía y la pasión que la caracterizaban. Sin embargo, la felicidad duraría poco.
Tras el salto, Liza, en un gesto de apoyo hacia su hijo y sus compañeros, decidió ascender nuevamente a la plataforma. Según testimonios, lo hizo sin el equipo de seguridad requerido, aparentemente con la intención de capturar una selfie con el impresionante paisaje de fondo. Fue entonces cuando, en un instante fatídico, un presunto paso en falso la precipitó al vacío. La caída, desde una altura considerable, resultó fatal.
La tragedia se desarrolló ante la mirada atónita de su hijo Nikita, quien compartía con su madre la pasión por los deportes extremos. La escena, sin duda, quedará grabada en su memoria como un recordatorio doloroso de la fragilidad de la vida. El equipo "23block", a través de un comunicado en redes sociales, expresó su profundo pesar por la pérdida de Liza, a quien describieron como una "saltadora experimentada y madre de dos hijos". La conmoción se extendió rápidamente entre la comunidad de deportistas extremos, quienes lamentaron la partida de una de sus integrantes.
Las autoridades rusas han iniciado una investigación para esclarecer las circunstancias exactas del accidente y determinar las responsabilidades correspondientes. Este trágico suceso pone de manifiesto los riesgos inherentes a las actividades extremas, incluso para aquellos con experiencia. La búsqueda de la foto perfecta, en este caso, tuvo un costo irreparable. La historia de Liza Gushchina sirve como un llamado a la prudencia y a la importancia de priorizar la seguridad, incluso en la búsqueda de emociones fuertes. El vacío que deja su ausencia será difícil de llenar, y su recuerdo permanecerá vivo en la memoria de quienes la conocieron y compartieron su pasión por la aventura. Mientras tanto, la investigación continúa, con la esperanza de arrojar luz sobre los detalles de este lamentable accidente y prevenir futuras tragedias. La comunidad de deportes extremos se une al dolor de la familia y amigos de Liza, recordándola como una mujer valiente y apasionada que vivió la vida al máximo, hasta el último instante.
Fuente: El Heraldo de México