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5 de septiembre de 2025 a las 00:20
Sobreviviendo al tráfico de CDMX en moto: ¿Cuándo es permitido?
La jungla asfáltica de la CDMX se ha convertido en un escenario de tensión constante, donde la proliferación de motocicletas ha añadido una nueva capa de complejidad a la ya difícil convivencia vial. A diario, somos testigos de escenas que desafían la lógica y las normas de tránsito: motocicletas zigzagueando entre autos como si fueran hilos en un telar, cascos ausentes que brillan por su ausencia, y hasta familias enteras —padres, madres e hijos— abarrotadas en un vehículo diseñado para dos. Pero entre todas estas prácticas, el "slalom" entre carriles se ha convertido en una de las más comunes y, sin duda, una de las más peligrosas.
Imaginen la escena: el tráfico denso, el claxon como banda sonora, y de repente, una motocicleta surge de la nada, esquivando autos como si fuera un videojuego. Esa maniobra, que a algunos les puede parecer una muestra de "habilidad", es en realidad una bomba de tiempo. El Reglamento de Tránsito de la CDMX lo deja claro: el artículo 21 prohíbe expresamente circular entre carriles, salvo en situaciones muy específicas, como cuando el tráfico está completamente detenido y el motociclista busca colocarse en el área de espera o en un punto visible para reanudar la marcha. Esta excepción, diseñada para proteger tanto al motociclista como al resto de los usuarios de la vía, se malinterpreta a menudo, usándose como justificación para un comportamiento imprudente.
¿Por qué es tan peligroso zigzaguear entre carriles? La respuesta es simple: reduce drásticamente el tiempo de reacción. Un frenazo repentino, un cambio de carril inesperado, un peatón que cruza la calle sin precaución… cualquier imprevisto puede desencadenar una tragedia cuando la motocicleta circula a centímetros de los autos. La física es implacable: a mayor velocidad y menor espacio, mayores son las consecuencias de un impacto.
Y las consecuencias no son solo físicas. Incumplir el artículo 21 no solo pone en riesgo la vida, sino también el bolsillo. Las multas por circular entre carriles van desde las 10 hasta las 20 Unidades de Medida y Actualización (UMA), lo que se traduce en un desembolso considerable, que podría destinarse a cosas mucho más provechosas. Además, se acumulan puntos en contra en la licencia de conducir, lo que puede llevar a la suspensión o incluso a la cancelación de la misma.
Pero más allá de las sanciones económicas y administrativas, hay una cuestión fundamental que debemos considerar: la responsabilidad. Conducir una motocicleta implica una responsabilidad enorme, no solo hacia uno mismo, sino hacia todos los que compartimos la vía pública. Respetar las normas de tránsito no es una opción, es una obligación. No se trata de "perder tiempo" o de "llegar tarde", se trata de proteger la vida, la propia y la de los demás.
La cultura vial se construye entre todos. Automovilistas, motociclistas, peatones, ciclistas… todos somos parte de un ecosistema complejo que requiere de respeto, conciencia y responsabilidad. Dejemos de ver las calles como un campo de batalla y empecemos a construir una ciudad más segura y habitable para todos. La próxima vez que veas a un motociclista zigzagueando entre los autos, recuerda que no solo está arriesgando su vida, sino también la tuya. Y si eres tú quien conduce la motocicleta, piensa en las consecuencias de tus actos. Un casco, el respeto a las normas de tránsito y una dosis de prudencia pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Fuente: El Heraldo de México