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4 de septiembre de 2025 a las 18:35

México y EEUU revisan barreras comerciales

El reciente encuentro entre la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y el senador estadounidense Marco Rubio ha puesto sobre la mesa la compleja red de obstáculos que dificultan el fluido comercio entre México y Estados Unidos. Más allá de las violaciones al T-MEC, se ha identificado una serie de "barreras", cincuenta del lado estadounidense según lo expresado por la propia Sheinbaum Pardo, que frenan el potencial económico de ambos países. La situación del jitomate mexicano, sometido a aranceles injustificados desde la perspectiva de la mandataria, ilustra perfectamente estas trabas comerciales. Recordemos que la imposición de aranceles al jitomate mexicano no es un tema nuevo. Productores nacionales han luchado durante años contra medidas proteccionistas que, argumentan, perjudican injustamente a la industria mexicana y limitan el acceso de los consumidores estadounidenses a un producto de calidad.

La intervención de Marcelo Ebrard, Secretario de Relaciones Exteriores, en la coordinación de la mesa de diálogo sobre estas barreras, subraya la importancia que el gobierno mexicano otorga a la resolución de este conflicto. Ebrard, con su amplia experiencia en negociaciones internacionales, se perfila como una figura clave para destrabar las tensiones comerciales y encontrar soluciones mutuamente beneficiosas. Se espera que su liderazgo impulse un diálogo constructivo que permita superar las diferencias y fortalecer la relación bilateral.

La propuesta de la presidenta Sheinbaum Pardo de ampliar el T-MEC hacia el sur del continente añade un nuevo elemento a la ecuación. Esta visión estratégica busca consolidar la integración económica de América y generar un bloque más sólido en el escenario global. La inclusión de otros países latinoamericanos en el acuerdo podría implicar nuevas oportunidades de desarrollo, mayor competitividad y una mayor influencia en las negociaciones comerciales internacionales. Sin embargo, también presenta desafíos considerables, como la necesidad de armonizar las diferentes legislaciones y políticas económicas de los países involucrados.

La herencia de la administración Trump, marcada por una política proteccionista y la imposición de aranceles, sigue pesando en las relaciones comerciales entre México y Estados Unidos. Si bien la actual administración ha mostrado una mayor disposición al diálogo, persisten desafíos importantes que requieren de una negociación cuidadosa y estratégica. El futuro del comercio en la región dependerá, en gran medida, de la capacidad de ambos países para superar las diferencias y construir una relación comercial más justa, equitativa y beneficiosa para todos. La revisión de las "barreras" comerciales, la ampliación del T-MEC y la búsqueda de soluciones conjuntas son pasos cruciales en esta dirección. El camino no será fácil, pero la potencial recompensa, en términos de crecimiento económico y desarrollo regional, justifica el esfuerzo.

Fuente: El Heraldo de México