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4 de septiembre de 2025 a las 08:50

Justicia para Firulais: Víctima en Toluca

La frialdad del asfalto se convirtió en el último testigo del sufrimiento de una perrita en San Lorenzo Tepaltitlán, Estado de México. Un video, que corre como la pólvora en redes sociales, muestra la brutal escena: un automovilista, con aparente indiferencia, atropella a la indefensa criatura y continúa su camino sin siquiera mirar atrás. La indignación es palpable, un clamor digital que exige justicia para la víctima silenciosa de esta crueldad. Las imágenes, captadas por una cámara de seguridad a las 6:24 a.m., muestran a la perrita cruzando la calle José Vicente Villada esquina Girasoles, una zona concurrida incluso a esa hora. El conductor, a pesar de tener plena visibilidad y tiempo suficiente para frenar, decide avanzar, sellando el trágico destino del animal.

El impacto es directo. La perrita cae al pavimento. Pero lo que más duele, lo que más enciende la furia colectiva, es la posterior reacción del automovilista: acelera y huye, dejando atrás un pequeño cuerpo inerte y una estela de indignación. La petición de ayuda para identificar al responsable se ha viralizado. Usuarios de redes sociales comparten la grabación, analizan cada detalle, buscan cualquier pista que pueda llevar a la justicia. La matrícula del vehículo, el modelo, cualquier característica distintiva, todo se escudriña con la esperanza de dar con el culpable.

Este acto de barbarie pone de manifiesto, una vez más, la urgente necesidad de reforzar la conciencia sobre el respeto a la vida animal. No se trata solo de un atropello, sino de una muestra de la deshumanización que se esconde tras el volante. ¿Qué tipo de persona es capaz de arrollar a un ser vivo y huir como si nada? ¿Qué tipo de sociedad permite que estos actos queden impunes?

Desde 2017, el maltrato animal es un delito en el Estado de México. Las penas van de seis meses a tres años de prisión y multas económicas considerables. La ley es clara: no solo la violencia directa, sino también la omisión de auxilio, como en este caso, se considera un delito. La pregunta que ahora resuena en las redes y en las calles es: ¿se aplicará la ley con todo su rigor? ¿Servirá este caso como ejemplo para disuadir a futuros maltratadores?

La indignación no es suficiente. Se necesita acción. Se necesita que las autoridades investiguen a fondo, identifiquen al responsable y le apliquen la ley. Se necesita que la sociedad en su conjunto repudie este tipo de actos y exija un cambio real. La vida de una perrita ha sido arrebatada, pero su memoria puede servir para construir un futuro donde los animales sean tratados con el respeto y la dignidad que merecen. El clamor por justicia no debe cesar hasta que se haga justicia. Este caso no puede quedar impune. No podemos permitir que la indiferencia y la crueldad triunfen.

Fuente: El Heraldo de México