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4 de septiembre de 2025 a las 07:15

El Chapo: Su Abogada Revela la Verdad

El silencio sepulcral de la prisión de máxima seguridad en Florence, Colorado, contrasta con el clamor de la abogada Mariel Colón, quien ha alzado la voz para denunciar las condiciones “inhumanas” en las que se encuentra recluido Joaquín “El Chapo” Guzmán. La imagen que pinta Colón es desoladora: un hombre confinado a la soledad perpetua de una celda, sin siquiera el consuelo de un rayo de sol. 24 horas al día, 7 días a la semana, sumido en la oscuridad, privado del contacto humano y de cualquier estímulo externo. Una existencia reducida a la mínima expresión, donde el tiempo se convierte en un tormento interminable.

Colón argumenta que, más allá del castigo impuesto por la justicia, se le están negando derechos básicos. No se trata de concederle privilegios, insiste, sino de ofrecer un trato humano, aunque sea dentro de los límites que impone su condena a cadena perpetua. ¿Es acaso justo negarle el aire fresco, la luz del sol, la posibilidad de participar en programas educativos o recreativos, opciones a las que otros reclusos sí tienen acceso? La abogada plantea una pregunta crucial: ¿Dónde está el límite entre el castigo justo y la tortura psicológica?

La privación sensorial a la que está sometido "El Chapo", según su defensora, está teniendo un impacto devastador en su salud mental. Colón, que lo conoce desde hace nueve años, asegura haber notado cambios preocupantes en su comportamiento, aunque aclara que no es una profesional de la salud. Sin embargo, su testimonio añade un matiz inquietante a la situación. ¿Cómo puede un ser humano, por más graves que sean sus crímenes, soportar semejante aislamiento sin que su mente se vea afectada?

Es innegable que Joaquín Guzmán fue condenado por delitos extremadamente graves. Lideró el Cártel de Sinaloa, una organización criminal responsable de incontables actos de violencia y tráfico de drogas a gran escala. Su condena a cadena perpetua más 30 años es un reflejo de la magnitud de sus crímenes y representa una victoria para la justicia estadounidense en su lucha contra el narcotráfico. Pero, ¿justifica la gravedad de sus actos la negación de sus derechos fundamentales?

El debate se reabre. La controversia está servida. ¿Debe prevalecer el castigo ejemplarizante por encima de la dignidad humana? ¿Es posible encontrar un equilibrio entre la seguridad y el respeto a los derechos, incluso para aquellos que han cometido los crímenes más atroces? La situación de "El Chapo" Guzmán nos obliga a reflexionar sobre los límites del sistema penitenciario y la necesidad de garantizar un trato humano, incluso para los criminales más peligrosos. La justicia debe ser firme, pero no puede ser sinónimo de crueldad. El debate trasciende el caso individual de Guzmán y nos interpela como sociedad: ¿qué tipo de sistema de justicia queremos? ¿Uno basado en la venganza y el sufrimiento, o uno que, sin renunciar a la sanción, preserve la dignidad humana como valor fundamental?

Fuente: El Heraldo de México