El escalofriante relato de Valentina Gilabert continúa resonando en las redes sociales, generando una ola de apoyo y admiración por su valentía. Siete meses después del brutal ataque que casi le cuesta la vida, la joven influencer ha decidido compartir con el mundo los detalles de su angustiosa experiencia, desde la inconsciencia del coma inducido hasta el duro despertar a una realidad que jamás imaginó.

Su testimonio, crudo y sin filtros, nos permite adentrarnos en la mente de una víctima que lucha por reconstruir su vida tras un episodio de violencia extrema. Recordemos que Valentina fue apuñalada quince veces por Marianne Gonzaga, en un supuesto ataque de celos, un acto que conmocionó a la opinión pública y que aún sigue generando debate sobre la violencia de género y la salud mental.

La joven modelo describe con precisión los fragmentos de consciencia que experimentó durante el coma. Sonidos distorsionados, visiones borrosas de la sala del hospital, la incómoda sensación del tubo en su garganta… "Recuerdo haber abierto los ojos unos segundos y ver unas cajitas que decían 'Star Médica'. Pensé: '¿Dónde estoy? ¿Qué es esto?'", relata Valentina, transportándonos a esos momentos de confusión y desorientación. Incluso recuerda la sensación de alivio que le producía la máquina que limpiaba su garganta, una pequeña victoria en medio de la lucha por sobrevivir. "Aunque no me gustaba, mi cuerpo lo pedía", confiesa.

La presencia de su familia, aunque silenciosa e intangible en su estado de inconsciencia, también quedó grabada en su memoria. "Recuerdo a mi familia cerca", afirma, demostrando la importancia del apoyo familiar en momentos tan críticos. Sin embargo, lo más impactante de su relato es la descripción del despertar. Lejos de la esperada liberación, volver a la consciencia fue un shock traumático. "Pensé que habían pasado horas, ocho o diez horas. Enterarme de que llevaba cinco días dormida fue un shock enorme", revela Valentina.

La desorientación y la angustia la llevaron a reaccionar de forma desesperada. "Quería arrancarme las cosas de la cara, me tuvieron que amarrar con toallas a la cama", recuerda con crudeza. Esta imagen, tan vívida y desgarradora, nos muestra la fragilidad de la vida y la fuerza brutal del instinto de supervivencia.

El video compartido por Valentina en Instagram ha generado una avalancha de comentarios de apoyo y solidaridad. Su valentía al compartir su experiencia no solo la convierte en un símbolo de superación, sino que también abre un espacio para la reflexión sobre las secuelas físicas y psicológicas de la violencia. La decisión de Valentina de perdonar a su agresora, un acto de inmensa generosidad y fortaleza, añade otra capa de complejidad a esta historia. ¿Es posible la redención después de un acto tan violento? ¿Cómo se reconstruye la vida después de una experiencia tan traumática? Estas son algunas de las preguntas que nos deja el testimonio de Valentina Gilabert, un testimonio que nos invita a reflexionar sobre la importancia de la empatía, la resiliencia y la búsqueda de la paz interior. El camino hacia la recuperación es largo y difícil, pero Valentina nos demuestra que es posible encontrar la luz incluso en la oscuridad más profunda.