La inseguridad, una sombra que acecha incluso en los rincones que se perciben como seguros. La tranquilidad de la Del Valle, en la alcaldía Benito Juárez, se vio fracturada por un violento asalto a plena luz del día. Un video, frío testigo del suceso, muestra la brutalidad del acto: dos individuos a bordo de una motocicleta verde irrumpen en la cotidianidad de un grupo de transeúntes, probablemente oficinistas que disfrutaban de su hora de comida o se dirigían a sus labores. La escena, capturada frente al número 828 de la calle Providencia, es un reflejo de la vulnerabilidad que, a pesar de las estadísticas, persiste en nuestras calles.

El pánico se apodera de las víctimas. Una logra escapar, impulsada por el instinto de supervivencia, mientras que las otras cuatro son acorraladas contra una pared. El pasajero de la moto, armado, las despoja de sus pertenencias con una frialdad que hiela la sangre. La precisión del delincuente, la coordinación con su cómplice al volante, sugieren una práctica siniestra, una rutina bien aprendida en el teatro del crimen. El conductor, tras estacionar la motocicleta con una perturbadora calma, se acerca para cerciorarse de que el trabajo esté completo, un gesto que revela la impunidad con la que operan. Finalmente, con un cinismo escalofriante, ordenan a sus víctimas caminar en dirección opuesta a su huida, un último acto de humillación que deja una profunda huella en la memoria de quienes lo sufrieron.

Este hecho, ocurrido en una alcaldía que se enorgullece de ser la más segura de la capital, según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), nos obliga a reflexionar sobre la eficacia de las estrategias implementadas y la percepción real de seguridad. Si bien Benito Juárez ha mantenido por 19 trimestres consecutivos el primer lugar en seguridad a nivel local, y el tercer lugar a nivel nacional, eventos como este demuestran que la delincuencia encuentra resquicios incluso en los lugares que se consideran blindados. El programa Blindar BJ, impulsado por la alcaldía, se enfrenta a un desafío constante, y la pregunta que surge es si las medidas actuales son suficientes para contrarrestar la audacia de los criminales.

La detención de un hombre por asalto a un conductor de taxi por aplicación, el robo de una motocicleta con una réplica de arma de fuego, la captura de un joven con autopartes robadas, son ejemplos de la actividad delictiva que, aunque combatida, sigue presente en la demarcación. Estos incidentes, sumados al violento asalto en la calle Providencia, pintan un panorama complejo que contrasta con las estadísticas y la percepción generalizada de seguridad. La necesidad de reforzar la vigilancia, de implementar estrategias más efectivas para prevenir y combatir la delincuencia, se vuelve imperativa. No basta con presumir de cifras, se requiere una acción contundente que devuelva la tranquilidad a los ciudadanos y garantice la seguridad en todos los rincones de la alcaldía. La pregunta que queda en el aire es: ¿qué medidas se tomarán para que la seguridad no sea solo una estadística, sino una realidad palpable para todos los habitantes de Benito Juárez?