Logo
NOTICIAS
play VIDEOS

Inicio > Noticias > Obituario

4 de septiembre de 2025 a las 09:30

Adiós a Víctor Jiménez, guardián del legado de Rulfo

El mundo de las letras mexicanas se viste de luto. La noticia del fallecimiento de Víctor Jiménez, incansable guardián y difusor del legado de Juan Rulfo, ha resonado con profunda tristeza en el ámbito cultural. Más allá de su formación como arquitecto, Jiménez fue un verdadero artífice de la memoria literaria, un constructor de puentes entre la obra rulfiana y las nuevas generaciones de lectores. Su partida deja un vacío difícil de llenar, pero también un legado imborrable que merece ser recordado y celebrado.

Su labor al frente de la Dirección de Arquitectura del INBA, entre 1993 y 1998, no se limitó a los ladrillos y el cemento. Jiménez comprendía la arquitectura como una expresión cultural viva, y desde esa perspectiva impulsó debates cruciales sobre la conservación del patrimonio, sentando las bases para una visión más integral de la protección de nuestra historia tangible. Su visión trascendió los muros físicos para adentrarse en la preservación de un patrimonio intangible, pero igualmente valioso: la obra de Juan Rulfo.

Asumir la presidencia de la Fundación Juan Rulfo fue para Jiménez no solo un cargo, sino una verdadera misión. Con una dedicación admirable, articuló ediciones críticas, exposiciones y programas académicos que revitalizaron la lectura de obras maestras como "El Llano en llamas" y "Pedro Páramo". Su trabajo incansable permitió que la voz de Rulfo resonara con fuerza renovada, trascendiendo las barreras del tiempo y el espacio. Gracias a su gestión, la obra de Rulfo no se quedó confinada en las páginas de los libros, sino que se expandió a través de diversos formatos, llegando a un público más amplio y diverso.

La minuciosidad y el rigor fueron las constantes en la labor de Víctor Jiménez. Cada edición, cada exposición, cada proyecto de investigación que coordinó desde la Fundación Juan Rulfo, estuvo marcado por una profunda ética de trabajo. Su compromiso con la claridad documental, el cuidado de las fuentes, el respeto por la materialidad del manuscrito y la defensa del rigor filológico son un ejemplo para las futuras generaciones de investigadores y gestores culturales.

Jiménez comprendía que la obra de Rulfo era un tesoro nacional, y como tal, debía ser protegido y compartido con el mundo. Su rigurosidad en la protección del legado rulfiano no fue una simple formalidad, sino una expresión de su profundo respeto por el autor y su obra. No se limitó a custodiar el archivo, sino que lo activó, lo puso en diálogo con la crítica especializada y con el público en general, generando nuevas interpretaciones y lecturas.

La fotografía de Luis Carlos Sánchez, que acompaña la noticia de su partida, nos muestra a un hombre sereno, con la mirada firme y una expresión que refleja la profunda convicción con la que llevó a cabo su labor. Esa imagen se quedará grabada en la memoria de quienes tuvimos la fortuna de conocerlo y de ser testigos de su pasión por la cultura.

Víctor Jiménez no solo custodió la obra de Juan Rulfo, sino que la hizo vivir. Su legado trasciende el ámbito académico y se convierte en un ejemplo de cómo la pasión y el compromiso pueden transformar la cultura y mantener viva la llama de la literatura. Su partida nos deja un profundo pesar, pero también la certeza de que su trabajo seguirá inspirando a quienes creemos en el poder de las palabras y en la importancia de preservar nuestro patrimonio cultural.

Fuente: El Heraldo de México