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3 de septiembre de 2025 a las 22:45

Tragedia en Lisboa: Accidente funicular cobra vidas

La tranquilidad de la tarde lisboeta se vio brutalmente interrumpida por el estruendo metálico del Elevador da Glória al descarrilar. El chirrido de los cables, el crujir de la estructura y los gritos de horror se entremezclaron en una cacofonía que heló la sangre de los presentes. El polvo, levantado por el impacto, cubrió la escena como un sudario, ocultando momentáneamente la magnitud de la tragedia que se desarrollaba ante los ojos atónitos de turistas y locales.

El icónico funicular, símbolo de la ciudad y habitualmente escenario de postales pintorescas, se convirtió en el epicentro del caos. El vagón, otrora vehículo de ascenso placentero por las empinadas calles de Lisboa, yacía destrozado, una masa informe de metal retorcido. Las imágenes que rápidamente circularon por redes sociales, captadas por testigos conmocionados, mostraban la crudeza del accidente. Personas atrapadas entre los escombros, otras intentando auxiliar a los heridos, el sonido incesante de las sirenas de ambulancias y bomberos rompiendo el silencio que siguió al estruendo inicial.

La incertidumbre se apoderó de la ciudad. Las primeras cifras, extraoficiales y confusas, hablaban de un número indeterminado de víctimas. La angustia crecía con cada minuto que pasaba sin información oficial. Mientras los equipos de rescate trabajaban contrarreloj para liberar a las personas atrapadas, la policía acordonaba la zona, impidiendo el acceso y tratando de contener el creciente número de curiosos que se agolpaban en los alrededores.

El Elevador da Glória, inaugurado en 1885, no solo es un medio de transporte, sino un elemento fundamental del patrimonio histórico de Lisboa. Su recorrido, de apenas 265 metros, conecta la Praça dos Restauradores con el Bairro Alto, ofreciendo a los pasajeros unas vistas impresionantes de la ciudad. Ahora, este símbolo de la capital portuguesa se ha convertido en escenario de una tragedia que ha conmocionado al país.

Este no es el primer incidente que sufre el Elevador da Glória. En 2018, un descarrilamiento, afortunadamente sin víctimas, puso en evidencia la necesidad de reforzar las medidas de seguridad. Si bien en aquella ocasión el vagón no volcó, el incidente sirvió como una advertencia que, a la luz de los acontecimientos actuales, parece haber sido ignorada.

Las autoridades, con el Presidente Marcelo Rebelo de Sousa a la cabeza, han expresado su consternación por el accidente y han prometido una investigación exhaustiva para esclarecer las causas del mismo. Las preguntas se acumulan: ¿Fue un fallo mecánico? ¿Un error humano? ¿Un deficiente mantenimiento? La búsqueda de respuestas se antoja crucial para evitar que una tragedia similar vuelva a ocurrir.

Mientras tanto, Lisboa llora a sus muertos y se solidariza con las familias de las víctimas. La ciudad, herida, intenta comprender cómo la alegría de una tarde de verano se transformó en una pesadilla. El Elevador da Glória, silenciado y destrozado, se convierte en un doloroso recordatorio de la fragilidad de la vida y de la importancia de la seguridad en un mundo cada vez más complejo. La investigación en curso deberá arrojar luz sobre las causas de este trágico accidente y, sobre todo, servir para que se implementen las medidas necesarias para que nunca más se repita.

Fuente: El Heraldo de México