
Inicio > Noticias > Corrupción
3 de septiembre de 2025 a las 09:15
Sí, se puede: ¡Descubre cómo!
La sombra de la corrupción se extiende como una mancha de aceite, amenazando con corroer los cimientos mismos de nuestra sociedad. A pesar de los discursos encendidos y las promesas de cambio, la realidad nos golpea con la crudeza de un sistema que parece perpetuarse en la opacidad y el abuso de poder. El caso de Pío López Obrador, exonerado a destiempo y bajo un manto de sospechas, se erige como un símbolo de la impunidad que campea a sus anchas. ¿Cómo podemos, como ciudadanos, confiar en un sistema que permite que las evidencias, los videos que muestran el intercambio clandestino de dinero, sean ignorados, archivados en el olvido conveniente de la justicia selectiva?
No se trata de un simple debate político, de una lucha entre ideologías. Es una cuestión de ética, de moral, de la esencia misma de lo que significa vivir en un Estado de derecho. La manipulación de la democracia, orquestada por un tribunal que actúa al margen de la legalidad y un INE que parece validar lo ilegal, nos deja un sabor amargo, una sensación de impotencia ante un sistema que parece diseñado para proteger a los poderosos.
La austeridad republicana, bandera enarbolada con fervor en campañas y discursos, se desdibuja ante el ostentoso despliegue de riqueza de algunos funcionarios. Las ropas de marca, las cenas en restaurantes exclusivos, las vacaciones en paraísos lejanos, contrastan dolorosamente con la realidad de un pueblo que lucha por sobrevivir. ¿Cómo es posible que quienes se autoproclaman defensores del pueblo se den la gran vida a costa del erario público, mientras millones de mexicanos apenas tienen para comer? Es una bofetada a la dignidad, una traición a la confianza depositada en ellos.
La deuda descomunal de Pemex, los miles de empleos perdidos, las empresas quebradas por la irresponsabilidad y la falta de planeación, son la muestra palpable de un sistema que privilegia los intereses particulares sobre el bienestar colectivo. ¿Dónde está la rendición de cuentas? ¿Quién responderá por el daño causado a tantas familias?
La opacidad en la asignación de contratos, la información clasificada como "secreto de Estado" para ocultar la verdad a la ciudadanía, son prácticas que nos retrotraen a épocas oscuras, donde la transparencia y el acceso a la información eran privilegios de unos pocos. El Tren Maya, con sus descarrilamientos y sus sobrecostos, se convierte en un símbolo de la falta de escrúpulos, de la ambición desmedida que se disfraza de progreso.
Y en medio de este panorama desolador, emerge el caso de Aquila, un ejemplo más de la vulnerabilidad de las comunidades indígenas frente a los intereses voraces de las grandes corporaciones. La complicidad de un tribunal que desconoce los derechos de los indígenas, el silencio cómplice ante la desaparición de sus líderes, nos recuerdan que la justicia no siempre llega a quienes más la necesitan. La llegada de Hugo Aguilar Ortiz a la Suprema Corte representa una esperanza, una oportunidad para que la voz de los desprotegidos sea escuchada, para que la justicia, finalmente, se imponga.
¿Qué podemos hacer como ciudadanos? No podemos permanecer impasibles ante la injusticia. Debemos alzar la voz, exigir transparencia, rendición de cuentas y un sistema judicial que funcione para todos, no solo para unos pocos. El futuro de nuestro país está en juego. No podemos permitir que la corrupción y la impunidad sigan ganando terreno. Es tiempo de actuar, de exigir un cambio real, un cambio profundo que nos permita construir un México más justo y equitativo para todos.
Fuente: El Heraldo de México