
3 de septiembre de 2025 a las 09:35
¿Sheinbaum Presidenta en 2030?
El juego sucesorio ha comenzado, y aunque la Presidenta aún no revela sus cartas, el análisis político nos permite vislumbrar algunos escenarios. A diferencia de la sucesión anterior, donde la figura de Claudia Sheinbaum se perfilaba como la heredera natural del proyecto de la 4T desde el inicio del sexenio, la actual mandataria parece tomarse su tiempo, evaluando cuidadosamente a sus posibles sucesores. La incógnita persiste: ¿hombre o mujer? ¿Proveniente del gabinete, del ámbito legislativo o quizás una figura fresca, una sorpresa emergiendo de la chistera política?
La historia, como una maestra implacable, nos recuerda los errores del pasado. Los expresidentes del PRI, en su afán de controlar la sucesión, a menudo elegían a su verdugo político. Un error que la actual administración, con la mira puesta en consolidar el "segundo piso de la transformación", no puede permitirse. La cautela es clave. Cada aspirante es sometido a una prueba constante, donde la eficiencia, la lealtad y la ausencia de agendas personales son requisitos indispensables. El tiempo, implacable, irá descartando a quienes no cumplan con estas expectativas.
Mientras tanto, en la acera de enfrente, la oposición se muestra desdibujada, fragmentada, como un rompecabezas sin armar. Nombres suenan, sí, pero carecen de la fuerza necesaria para consolidarse. Faltan liderazgos auténticos, figuras que cohesionen, que entusiasmen, que presenten un proyecto de nación sólido y convincente. No basta con oponerse a Morena, se requiere una propuesta clara, una visión de futuro que conecte con el electorado. Necesitan, en pocas palabras, un AMLO de derecha. Un líder carismático capaz de movilizar las bases y contrarrestar la maquinaria morenista.
Recordemos que en el primer año de gobierno de Calderón, ya se gestaba el movimiento que impulsaría a Enrique Peña Nieto a la presidencia. De igual forma, la ola guinda de López Obrador ya era una realidad palpable cuando Peña Nieto asumió el poder. La anticipación, la planificación estratégica, son elementos cruciales en la carrera presidencial.
A casi un año de haber rendido protesta, la Presidenta seguramente observa el panorama político con ojo crítico. ¿Ve en el PRI, el PAN o Movimiento Ciudadano a figuras con la talla, el talento y la fuerza necesarios para competir en 2030? La oposición se mueve con lentitud, mientras la Presidenta, con visión de futuro, trabaja en la configuración de las listas para 2027 y, por supuesto, en la selección de su "gallo o gallina" para la contienda del 2030.
En otro orden de ideas, la designación de Kenia López Rabadán, panista con amplia trayectoria legislativa, como Presidenta de la Cámara de Diputados, no es una concesión, sino el reconocimiento a la primera minoría en San Lázaro. Su experiencia como asambleísta, constituyente en la CDMX, senadora y diputada federal en dos ocasiones, la avalan para este importante cargo. Esta es una oportunidad crucial para demostrar que la militancia partidista no está reñida con una gestión republicana e imparcial al frente de la Cámara Baja. El desafío está planteado: ¿Logrará Kenia López Rabadán estar a la altura de las circunstancias y dirigir los trabajos legislativos con la objetividad y la ecuanimidad que exige el cargo? El tiempo, una vez más, será el juez implacable.
Fuente: El Heraldo de México