
3 de septiembre de 2025 a las 09:25
Recupera la confianza en el gobierno
La sombra de la purga política se extiende sobre el panorama estadounidense, un término que hasta hace poco parecía reservado a regímenes autoritarios y que ahora resuena con inquietante familiaridad en los pasillos del poder en Washington. Mucho más allá de una simple reestructuración administrativa, como se intenta justificar con la creación del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), se percibe una sistemática eliminación de funcionarios, no por ineficiencia o redundancia, sino por su afiliación política, por su cuestionamiento a las decisiones gubernamentales, o simplemente, por su ideología liberal. Este proceso, que algunos califican como una caza de brujas moderna, recuerda las épocas más oscuras de la historia, donde la disidencia era sinónimo de traición.
La prensa, actuando como vigilante de la democracia, ha documentado con detalle esta preocupante tendencia del gobierno a deshacerse de voces incómodas, una práctica que se ve amplificada por la "delación" de "liberales" dentro de la burocracia por parte de aliados del gobierno. Se configura así un clima de miedo e incertidumbre, donde la lealtad ciega se impone sobre la experiencia y la competencia.
El resultado, un gobierno debilitado, despojado de la valiosa experiencia de funcionarios con años de servicio. Axios, el reconocido diario digital, describe un escenario alarmante: funcionarios con responsabilidades cruciales, desde el manejo de armas nucleares hasta la supervisión de ensayos médicos o la protección de secretos de Estado, con currículums cada vez más cortos y menos personal. La experiencia, ese bagaje invaluable que se acumula con los años, se sacrifica en el altar de la lealtad política. ¿El precio a pagar? Un gobierno menos capacitado para enfrentar los complejos desafíos del siglo XXI.
Las consecuencias de esta purga se extienden a todos los niveles de la administración. Generales que podrían cuestionar el despliegue de la Guardia Nacional en funciones policiales son silenciados. Funcionarios judiciales que podrían señalar decisiones mal fundamentadas son destituidos. Analistas de inteligencia que podrían llegar a conclusiones que difieren de la "verdad oficial" son apartados. Se crea así un peligroso vacío, una ausencia de voces críticas que podría tener consecuencias devastadoras para la seguridad nacional y el futuro del país.
El caso del Centro de Control de Enfermedades (CDC) es paradigmático. Cientos de directivos y empleados, muchos de ellos defensores de políticas de vacunación, han sido despedidos, en un momento en que el Departamento de Salud está encabezado por Robert Kennedy Jr., un conocido activista anti-vacunas. Esta decisión, que pone en riesgo la salud pública, es un ejemplo claro de cómo la ideología se impone sobre la ciencia y el bienestar de la población.
La misma suerte han corrido agencias cruciales como la CIA, la NDI, el Servicio Nacional de Previsión del Clima, FEMA y el Departamento de Seguridad Nacional. El Departamento de Estado, encargado de las relaciones internacionales, también ha sufrido una importante reducción de personal, debilitando la capacidad del país para interactuar con el mundo en un momento de creciente complejidad geopolítica. Las agencias descentralizadas e independientes, otrora baluartes de la objetividad y la imparcialidad, han visto mermadas sus funciones y su autoridad.
A pesar de todo, la desconfianza de los estadounidenses en su gobierno persiste. Menos del 25% confía en que el gobierno hará lo correcto. Esta cifra, que refleja un profundo descontento con el estado actual de la política, es un llamado de atención a la necesidad de restaurar la confianza en las instituciones y recuperar la integridad del servicio público. La purga política, lejos de fortalecer al gobierno, lo debilita y lo erosiona, poniendo en peligro el futuro del país.
Fuente: El Heraldo de México