
3 de septiembre de 2025 a las 06:05
Presidenta del Poder Judicial de Veracruz se purifica en ceremonia.
Un nuevo amanecer baña el Palacio de Justicia del Estado de Veracruz. No es un amanecer cualquiera, sino uno cargado de simbolismo y tradición. La recién nombrada magistrada presidenta, Rosalba Hernández, ha decidido iniciar su mandato con una ceremonia de purificación, un acto que entrelaza la modernidad del sistema judicial con la ancestral sabiduría de los pueblos originarios. El humo del sahumerio, como una plegaria volátil, se eleva hacia el cielo, llevando consigo las esperanzas de justicia y equidad que depositan los veracruzanos en la nueva administración. No se trata simplemente de un acto protocolario, sino de un profundo compromiso con la tierra y con las raíces culturales que nutren la identidad del estado.
La imagen de la magistrada Hernández participando activamente en el ritual, rodeada de expertos tradicionales indígenas, habla por sí sola. Es un testimonio palpable de su voluntad de tender puentes entre la justicia institucional y la cosmovisión de los pueblos originarios. El Bastón de Mando, entregado por representantes de 16 pueblos indígenas y afrodescendientes, no es solo un objeto simbólico, sino una pesada responsabilidad, un recordatorio constante de la importancia de escuchar y atender las necesidades de todas las comunidades que conforman el vibrante mosaico cultural de Veracruz. En sus manos, el bastón representa la voz de aquellos que históricamente han sido marginados, un llamado a la justicia inclusiva y al respeto por la diversidad.
Guadalupe Navarrete, originaria de Soconusco, nos guía a través del significado profundo de este ritual. Cada elemento, desde el caracol que resuena en los cuatro puntos cardinales, hasta el maíz ofrendado como símbolo de vida, nos habla de una conexión profunda con la naturaleza y con las fuerzas que rigen el universo. Es una petición de armonía, de equilibrio, de una justicia que no se limite a la letra fría de la ley, sino que abrace la complejidad humana en todas sus dimensiones.
La magistrada Hernández, con la firmeza que la caracteriza, ha anunciado ya sus primeras acciones. La revisión y actualización del padrón de traductores que apoyan en los procesos judiciales, un paso aparentemente pequeño, pero de gran trascendencia. Se busca garantizar que ningún indígena se enfrente a la justicia sin comprender plenamente sus derechos y las acusaciones que pesan sobre él. Es un paso hacia una justicia verdaderamente accesible, una justicia que habla todos los idiomas de Veracruz.
Este acto de purificación no es solo el inicio de una nueva administración, sino el comienzo de una nueva era en la justicia veracruzana. Una era en la que la tradición y la modernidad se dan la mano, en la que el respeto por la diversidad cultural se traduce en acciones concretas. El camino por recorrer es largo, pero el primer paso, cargado de simbolismo y esperanza, ya se ha dado. La mirada de la magistrada Hernández, fija en el futuro, refleja la determinación de construir un sistema judicial más justo, más inclusivo, más humano. El humo del sahumerio se disipa en el aire, dejando tras de sí un aroma a cambio, a esperanza, a un futuro donde la justicia brille para todos, sin distinción.
Fuente: El Heraldo de México