El caso del "fetiche de los pies" que terminó en atropello ha conmocionado a la opinión pública, dejando al descubierto una historia que va más allá de lo insólito. Lo que parecía una transacción simple a través de la aplicación Seeking, donde una mujer acordó venderle unas zapatillas usadas a Elmoncy Sercle, de 28 años, se transformó en una pesadilla. La víctima, cuyo nombre se mantiene en reserva por razones de seguridad, relató cómo la petición inicial de Sercle de comprarle las zapatillas mutó en una insistente y perturbadora solicitud: olerle los pies.

Este detalle, aparentemente trivial, se convirtió en el detonante de una escalada de violencia que culminó con la mujer siendo atropellada por Sercle en el estacionamiento del Hotel Serena, en Aventura. La víctima describe la escena con una crudeza que estremece: tras negarse a la inusual petición, se dirigió al baño. Al salir, Sercle ya no estaba. Presintiendo un robo, bajó al estacionamiento y lo vio subir a una camioneta roja. Al acercarse para confrontarlo, Sercle, en una maniobra temeraria, la embistió, dejándola herida en el asfalto con raspaduras, hematomas y un profundo shock emocional.

"Por la gracia de Dios, todavía estoy de pie hoy", declaró la víctima a la prensa local, aún conmocionada por la brutalidad del ataque. Sus palabras reflejan no solo el alivio de haber sobrevivido, sino también la incredulidad ante lo absurdo de la situación. "He conocido a mucha gente con fetiches de pies, obviamente, pero nadie ha hecho nunca algo de este calibre", añadió, subrayando la extrañeza del suceso. Para ella, la violencia desatada por una negativa a una petición tan peculiar resulta incomprensible.

La detención de Sercle no se hizo esperar. Días después del incidente, la policía lo arrestó cuando intentaba reservar otra habitación en el mismo hotel. A pesar de declararse inocente en su primera comparecencia, documentos judiciales revelan un historial de incidentes similares, lo que sugiere un modus operandi preocupante. Las autoridades investigan si Sercle utilizaba la misma estrategia para acercarse a mujeres con fines oscuros, ocultando sus verdaderas intenciones tras la fachada de un interés aparentemente inofensivo.

Este caso ha reavivado el debate sobre la seguridad en las citas online y la importancia de la cautela al interactuar con desconocidos. La víctima, quien afirma haber participado en intercambios similares sin incidentes previos, reconoce que esta experiencia ha transformado su percepción. "Podrías tener mis zapatillas, todas las que quieras, son solo unas zapatillas viejas y apestosas. Pero a la gente le gustan las cosas raras", reflexionó, dejando entrever la inquietante realidad de los fetiches y las potenciales consecuencias de su descontrol.

Más allá del sensacionalismo que rodea al caso, la historia de esta mujer nos invita a reflexionar sobre la vulnerabilidad en el mundo digital y la necesidad de priorizar la seguridad personal. Mientras la víctima se recupera de sus heridas físicas y del trauma emocional, el proceso judicial continúa, con la esperanza de esclarecer los motivos detrás de este acto de violencia inexplicable y llevar justicia a la víctima. La pregunta que queda en el aire es: ¿cuántas historias similares permanecen ocultas, esperando a ser reveladas?