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3 de septiembre de 2025 a las 07:50
Motociclista entre tráilers: casi muere aplastado
La tensión se palpa en el asfalto. El rugido de los motores de dos gigantes de metal aprisiona a una figura vulnerable: un motociclista, reconocible por la mochila de reparto que carga, atrapado entre dos tráilers en pleno Periférico, cerca de Avenida Talismán. El vídeo, viralizado en redes sociales, congela la respiración del espectador. Un testigo, otro motociclista que circula detrás, documenta la escena con una crudeza que impacta. El joven repartidor, detenido entre los carriles, parece ajeno a la trampa mortal que se cierra sobre él. Los colosos de acero inician su marcha, el espacio se reduce a centímetros, el motociclista recibe un primer impacto, luego otro… El equilibrio se rompe, el cuerpo cae al pavimento, a merced de las toneladas de metal que avanzan inexorablemente. Un claxon desesperado, el del testigo que graba, intenta alertar a los conductores. Segundos que parecen una eternidad. Finalmente, los tráilers se detienen. El joven se levanta, cojeando, con el fantasma de la muerte aún rozándole la piel.
El eco de este incidente resuena en la caótica sinfonía del tráfico de la Ciudad de México. Un recordatorio brutal de la fragilidad de la vida sobre dos ruedas, y de la imprudencia que a menudo se adueña del volante. "Recuerden que los esperan en casa", clama la publicación en redes sociales, un grito desesperado que se pierde en el ruido ensordecedor de la ciudad. La pregunta que flota en el aire es: ¿cuántas veces más tendremos que presenciar escenas como esta para que la conciencia se imponga a la prisa?
Las estadísticas pintan un panorama desolador. En la Ciudad de México, los motociclistas encabezan la lista de víctimas fatales en accidentes de tránsito, superando incluso a los peatones. Una realidad que debería encender todas las alarmas y obligarnos a reflexionar sobre la cultura vial que impera en nuestras calles. El Reglamento de Tránsito es claro: el “filtrado”, esa práctica de circular entre carriles, está permitido solo en situaciones muy específicas. Únicamente cuando el tráfico está completamente detenido y con el fin de ubicarse en las áreas de espera para motocicletas, espacios delimitados en intersecciones con semáforos. En vías rápidas como el Periférico, donde la velocidad es protagonista y las áreas de espera brillan por su ausencia, estas maniobras están terminantemente prohibidas.
La tragedia del Periférico no es un caso aislado. Es la punta del iceberg de una problemática compleja que exige soluciones urgentes. La educación vial, el respeto a las normas de tránsito y la concientización sobre los riesgos son pilares fundamentales para construir una ciudad más segura para todos. No podemos seguir normalizando la imprudencia, ni permitiendo que la velocidad y la prisa se cobren más vidas. Cada vez que un motociclista se arriesga, no solo pone en juego su propia vida, sino también la de los demás. La responsabilidad es compartida. Conductores de vehículos, motociclistas, peatones, autoridades… todos debemos formar parte de la solución. El futuro de nuestra movilidad depende de ello.
Fuente: El Heraldo de México