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3 de septiembre de 2025 a las 09:25

La derecha: ¿Debate o violencia?

La agresión sufrida por el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, trasciende el simple altercado político. No estamos hablando de una discusión acalorada que se salió de control, ni de un intercambio de palabras desafortunadas. Lo ocurrido en la Comisión Permanente del Congreso de la Unión fue una emboscada premeditada, un acto de violencia orquestada y cobarde que no tiene cabida en un Estado de derecho. Las imágenes, captadas en video, hablan por sí solas: un grupo de legisladores, actuando como una pandilla, acorralaron y agredieron a Fernández Noroña. No se trató de un impulso, sino de una acción calculada, con una clara intención de intimidar y dañar.

Este tipo de comportamiento no puede ser normalizado ni justificado bajo ninguna circunstancia. La sede del Poder Legislativo es el espacio donde las diferencias ideológicas deben dirimirse a través del diálogo, el debate y la argumentación. Recurrir a la violencia física, como lo hicieron los agresores de Fernández Noroña, es una afrenta a la democracia y una grave violación a las normas de convivencia política. El hecho de que este acto vandálico haya ocurrido en el seno del Congreso de la Unión, la máxima tribuna de la nación, lo hace aún más preocupante.

La condena a esta agresión debe ser unánime y contundente. No se trata de defender a una figura política en particular, sino de proteger los principios fundamentales de la democracia. Tolerar la violencia en el ámbito legislativo sienta un precedente peligroso y abre la puerta a que este tipo de situaciones se repitan en el futuro. Las autoridades competentes deben investigar a fondo lo sucedido y aplicar todo el peso de la ley a los responsables. La impunidad no puede ser una opción.

Es alarmante, además, la reacción de algunos sectores de la prensa que, en lugar de condenar la agresión, han intentado justificarla o incluso minimizarla. Algunos han recurrido a sofismas absurdos, argumentando que Fernández Noroña “provocó” la violencia con su comportamiento. Otros han llegado al extremo de tildarlo de “facineroso”, como si eso legitimara la agresión física. Esta actitud no solo es irresponsable, sino que contribuye a normalizar la violencia y a crear un clima de polarización social.

La violencia nunca es la respuesta. La democracia se construye con diálogo, respeto y tolerancia. Es fundamental que todos los actores políticos, independientemente de su ideología, rechacen categóricamente este tipo de actos y trabajen por un clima de convivencia pacífica y respetuosa. El futuro de nuestra democracia depende de ello.

Es crucial también analizar el contexto en el que se produce este tipo de agresiones. La polarización política, alimentada por discursos de odio y la desinformación, crea un terreno fértil para la violencia. Es responsabilidad de todos, incluyendo los medios de comunicación, promover un debate público basado en el respeto y la tolerancia. La violencia, ya sea física o verbal, no puede ser una herramienta política.

Por último, es importante destacar la importancia de la solidaridad con las víctimas de la violencia política. Gerardo Fernández Noroña, más allá de su ideología o su trayectoria política, ha sido víctima de una agresión inaceptable. Es fundamental que la sociedad en su conjunto le exprese su apoyo y exija justicia. La defensa de la democracia es una tarea colectiva que nos compete a todos.

Fuente: El Heraldo de México