La tranquilidad de la tarde del martes 2 de septiembre se vio abruptamente interrumpida para el reconocido hipnotista John Milton y su esposa. Un violento asalto en la carretera Culiacán - El Dorado, cerca del ejido El Quemadito, los dejó conmocionados y con la amarga experiencia de la inseguridad que se vive en la región. En una entrevista exclusiva con la periodista Azucena Uresti, para Grupo Fórmula, Milton relató con detalle el angustioso episodio que vivieron.

La noche, confesó, fue larga y difícil de digerir. Viajaban junto a un amigo cuando, de repente, un vehículo les cerró el paso. De su interior, emergieron entre cuatro y cinco jóvenes armados con rifles de alto poder y armas cortas. La sorpresa fue total. "Nos amagaron, nos apuntaron… uno piensa mil cosas en esos segundos", recordó el hipnotista, su voz aún con rastros de la tensión vivida. La decisión de detenerse fue instintiva, casi automática, ante la evidente superioridad numérica y el poder de fuego de los asaltantes.

Lo que siguió fue una escena de terror. Disparos al aire, al piso, gritos… una agresividad desmedida que dejó a Milton, a su esposa y a su amigo en estado de shock. El hipnotista chileno, radicado en México, cree que los jóvenes, visiblemente nerviosos, pudieron haberlos confundido con alguien más. "Se veían asustados, creo que se equivocaron", comentó, dejando entrever la posibilidad de un ajuste de cuentas fallido. Pero el error, si es que lo hubo, ya estaba cometido. El vehículo fue robado, junto con algunas pertenencias. Milton, sin embargo, se aferró a sus teléfonos y a las llaves, aunque la pérdida de uno de sus dos perros de servicio fue un golpe adicional a la traumática experiencia.

"Nadie está preparado para enfrentar una situación de este calibre", reflexionó Milton, aún con la voz entrecortada. A pesar del trauma, destacó la rápida respuesta de las autoridades, quienes lograron recuperar el vehículo y gran parte de lo robado. Este hecho, si bien no borra el terror vivido, ofrece un pequeño consuelo y una luz de esperanza en medio de la oscuridad de la violencia. La investigación sigue en curso, con la esperanza de identificar y capturar a los responsables de este acto delictivo. Mientras tanto, John Milton y su esposa intentan recuperarse del shock, con la certeza de que la vida, a veces, puede dar giros inesperados y dolorosos. Un recordatorio de la fragilidad de la seguridad y la importancia de la solidaridad en momentos de crisis. El eco de los disparos, sin duda, resonará por mucho tiempo en sus memorias.