Logo
NOTICIAS
play VIDEOS

Inicio > Noticias > Economía

3 de septiembre de 2025 a las 10:20

Invierte en módulos y globaliza tu portafolio.

La inversión extranjera directa en México está experimentando una transformación silenciosa pero poderosa. Mientras los titulares celebran la cifra récord de 34 mil 265 millones de dólares en IED durante el primer semestre del año, pocos se detienen a analizar la naturaleza cambiante de estas inversiones. Más allá de la euforia, se esconde una tendencia fascinante: la modularidad. En un contexto global de incertidumbre, marcado por cambios en el Poder Judicial mexicano y la volatilidad de los aranceles internacionales, la IED no solo se mantiene firme, sino que parece ganar impulso. ¿Cómo se explica esta aparente paradoja?

Las claves para entender este fenómeno se encuentran en tres factores fundamentales. El primero es el irresistible imán que representa el mercado interno mexicano. Con 130 millones de consumidores y una demanda relativamente estable, México se consolida como un polo de atracción para las empresas que buscan expandir sus operaciones. El segundo factor radica en la ventaja relativa que México ha logrado mantener en el escenario internacional. A pesar de las tensiones comerciales globales, un reciente informe de GBM revela que México opera con una tasa arancelaria efectiva considerablemente menor a la de otros 24 países, incluyendo aquellos que han firmado acuerdos con la administración Trump. Esta diferencia, que oscila entre el 5% y el 8%, otorga a México una posición competitiva privilegiada.

El tercer factor, y quizás el más intrigante, es la evolución de la IED hacia un modelo modular. A diferencia del pasado, donde las inversiones se centraban en la construcción de fábricas completas, ahora observamos una tendencia hacia la inversión en segmentos específicos de la cadena de producción. Esta modularidad es particularmente evidente en sectores clave como el automotriz y el industrial. Mientras la narrativa estadounidense se centra en el reshoring, la realidad en México es mucho más compleja y matizada. El caso de General Motors ilustra perfectamente esta nueva dinámica. Si bien la empresa anunció el traslado de parte de su producción de México a Estados Unidos, la noticia crucial para México fue la confirmación de que no se cerrarían plantas en el país. Esto sugiere que, aunque algunas líneas de producción se reorganicen y se trasladen, la presencia de GM en México se mantiene, posiblemente con nuevos componentes, productos y reinversiones.

En este contexto, el reshoring estadounidense, aunque aparentemente en detrimento de México, coexiste con el nearshoring, un fenómeno que beneficia a México en detrimento de China. Este nearshoring, con su enfoque modular, podría ser la clave para entender las cifras de IED que el país está registrando. Las inversiones ya no se destinan a la construcción de fábricas completas, sino a módulos de manufactura que contribuyen a la resiliencia de las plantas estadounidenses. Este cambio de paradigma, aunque menos visible en los titulares, tiene un impacto profundo en la economía mexicana.

Por otro lado, en el ámbito de la innovación financiera, el exitoso lanzamiento de Open Bank, el banco digital de Santander liderado por Felipe García Ascencio, es un ejemplo palpable del dinamismo del sector. Con más de 300 mil clientes y una captación de cinco mil millones de pesos, Open Bank se posiciona como un actor clave en la transformación digital del sistema financiero mexicano. Este caso de éxito demuestra la capacidad de México para adaptarse a las nuevas tendencias y aprovechar las oportunidades que ofrece la innovación tecnológica.

Fuente: El Heraldo de México