
3 de septiembre de 2025 a las 09:20
Invierte en módulos y escala tu negocio
La Inversión Extranjera Directa (IED) en México, un tema que a menudo se simplifica en titulares triunfalistas o catastróficos, esconde una complejidad fascinante que merece un análisis más profundo. Los recientes datos del gobierno, que celebran la llegada de 34 mil 265 millones de dólares en IED durante el primer semestre, parecen contradecir la narrativa de incertidumbre generada por el cambio en el Poder Judicial y las tensiones arancelarias. ¿Cómo explicar esta aparente paradoja? La respuesta no es monolítica, sino que se compone de varios factores interconectados.
En primer lugar, el mercado mexicano, con sus 130 millones de habitantes y un consumo interno relativamente estable, sigue siendo un imán para la inversión. A pesar de las turbulencias globales, México mantiene una ventaja competitiva clave: una tasa arancelaria efectiva significativamente menor a la de otros países, incluso aquellos que han negociado acuerdos con la administración Trump. Este dato, respaldado por análisis de firmas como GBM, coloca a México en una posición privilegiada en el contexto del comercio internacional.
Pero quizás el elemento más intrigante es la transformación que está experimentando la IED. Ya no se trata únicamente de la llegada de fábricas completas, sino de la inversión en segmentos específicos de la cadena de producción, un fenómeno que podríamos denominar IED modular. Este cambio es particularmente visible en los sectores automotriz e industrial, donde la narrativa del "reshoring" estadounidense ha dominado el discurso. Sin embargo, una mirada más atenta revela una realidad más matizada.
El caso de General Motors ilustra perfectamente esta complejidad. Si bien el anuncio del traslado de parte de la producción de México a Estados Unidos generó titulares alarmantes, la declaración de la compañía al Secretario Ebrard, asegurando que no habría cierre de plantas en México, pasó desapercibida para muchos. Mientras la administración Trump celebra el regreso de empleos a suelo estadounidense, la reorganización de las líneas de producción en México continúa, posiblemente con nuevos componentes, productos y reinversiones.
En este contexto, el "reshoring" estadounidense, aunque real, no representa la totalidad del panorama. Paralelamente, el "nearshoring", impulsado por la creciente necesidad de diversificar las cadenas de suministro y reducir la dependencia de China, está cobrando fuerza. Este "nearshoring", con su enfoque modular, podría ser la clave para entender las cifras de IED en México. No se trata simplemente de la llegada de nuevas fábricas, sino de la inversión en módulos de manufactura que contribuyen a la resiliencia de las fábricas estadounidenses.
En definitiva, la IED en México se encuentra en un punto de inflexión. La narrativa simplista del "reshoring" versus "nearshoring" no captura la complejidad del fenómeno. La IED modular, impulsada por la búsqueda de eficiencia, resiliencia y la diversificación de las cadenas de suministro, está reconfigurando el panorama industrial. Para comprender a cabalidad el futuro de la inversión en México, es crucial ir más allá de los titulares y analizar las transformaciones profundas que se están gestando en el tejido productivo del país. Y ejemplos como el éxito de Open Bank, el banco digital de Santander, que ya superó los 300 mil clientes y captó cinco mil millones de pesos, nos muestran el dinamismo y las oportunidades que existen en el mercado mexicano. La IED modular, aunque menos visible que la construcción de grandes fábricas, puede ser la clave para un crecimiento sostenido y una mayor integración en las cadenas globales de valor.
Fuente: El Heraldo de México