
4 de septiembre de 2025 a las 00:10
El secreto de Steve Jobs para NO ser despedido
La historia de Andy Cunningham con Steve Jobs es una lección magistral de resiliencia, negociación y valor propio en el despiadado mundo de la tecnología. Imaginen la escena: una joven Andy, experta en comunicación, pero aún en los inicios de su carrera, frente a la imponente figura de Steve Jobs. El escenario: la fría sala de conferencias de Apple, con la directora financiera como testigo silencioso de un despido fulminante. "El trabajo que has estado haciendo es terrible", palabras que resonarían en la mente de cualquiera, especialmente viniendo del visionario detrás de Apple. El golpe emocional, la incertidumbre del futuro, la sombra de un gigante como Jobs proyectándose sobre su carrera… un cóctel explosivo para cualquier profesional.
Sin embargo, Cunningham no se dejó amilanar. En lugar de sucumbir a la desesperación, se armó de coraje. La imagen de una joven Andy, conteniendo las lágrimas, exigiendo el pago que le correspondía, nos muestra la fibra de la que estaba hecha. 35,000 dólares, una suma considerable, especialmente en aquel entonces, representaba no solo el valor de su trabajo, sino también su dignidad profesional. Jobs, acostumbrado a imponer su voluntad, se encontró con una resistencia inesperada.
La intervención de Regis McKenna, colega de Cunningham, resulta crucial en esta narrativa. McKenna supo identificar el verdadero valor de Andy: no solo su desempeño, sino su invaluable red de contactos en la prensa, cultivada con paciencia y dedicación. Andy era la voz que susurraba al oído de la prensa, moldeando la imagen de Jobs y, por extensión, la de Apple. Un activo intangible, pero de inmenso poder.
Con esta información en mano, Cunningham regresa a la sala de conferencias, no como una empleada despedida, sino como una estratega que conoce su valía. Su discurso, directo y sin rodeos, pone a Jobs contra las cuerdas: "Steve, me debes 35,000 dólares y necesito ese dinero". La mención de las "30 o 40 llamadas a la semana" de la prensa, preguntando por él, es la estocada final. Jobs, consciente del impacto que una mala prensa podría tener en su imagen y en la de su compañía, cede. Firma el cheque, la recontrata y, sin saberlo, contribuye a forjar el carácter de una de las estrategas de marketing más importantes del mundo.
La experiencia de Cunningham con Jobs no se limita a un solo despido. Fueron cinco en total, cinco pruebas de fuego que la templaron y la impulsaron a superarse. El genio de Apple, con su personalidad volcánica y sus métodos poco ortodoxos, era capaz de lo mejor y de lo peor. Podía inspirar a la grandeza o destruir carreras. En el caso de Andy, la impulsó a ser mejor, a trabajar más duro, a no rendirse jamás. Una lección que trasciende el ámbito profesional y se convierte en una filosofía de vida. La historia de Andy Cunningham nos recuerda que el fracaso no es el final, sino una oportunidad para aprender, negociar y, en ocasiones, incluso para salir victoriosos. Un recordatorio de que el valor propio y la perseverancia son armas poderosas, incluso frente al titán más formidable.
Fuente: El Heraldo de México