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3 de septiembre de 2025 a las 09:40
Descubre el Ejército Oscuro
La oscuridad, ese manto intangible que se cierne sobre nosotros en momentos de profunda tristeza, se convierte en protagonista en la obra de Piedad Bonnett, Lo que no tiene nombre. No es una oscuridad romántica, ni siquiera poética en el sentido tradicional, sino una oscuridad visceral, palpable, que nos envuelve como lectores y nos hace cómplices del desgarrador viaje de una madre que pierde a su hijo, Daniel, a manos del suicidio. El libro no se limita a narrar los hechos, sino que nos sumerge en la vorágine emocional, en la búsqueda desesperada de respuestas ante un acto incomprensible. Bonnett nos invita a adentrarnos en la habitación de Daniel, en esos últimos veinte minutos que se convierten en una eternidad de interrogantes. ¿Qué fantasmas lo acechaban? ¿Qué voces silenciosas lo empujaron al abismo?
La fuerza de Lo que no tiene nombre radica en su honestidad brutal. Bonnett no edulcora el dolor, no lo maquilla con frases hechas o consuelos vacíos. Nos muestra la crudeza de la pérdida, la herida abierta que sangra sin cesar. Y es precisamente esa honestidad, esa capacidad de desnudar el alma, lo que ha resonado con tantos lectores. Porque el dolor, aunque personal e íntimo, es una experiencia universal. Todos, en algún momento de nuestras vidas, hemos sentido el roce del ejército de sombras que menciona Bonnett. Todos hemos experimentado la angustia, la desesperación, la sensación de estar perdidos en un laberinto sin salida.
La literatura, en su máxima expresión, nos permite conectar con esas emociones profundas, con las experiencias que nos definen como seres humanos. Bonnett, a través de su escritura, crea un puente entre su dolor personal y el dolor del lector. Nos ofrece un espacio para la reflexión, para el reconocimiento de nuestras propias sombras. No nos da respuestas fáciles, ni pretende ofrecer soluciones mágicas. Simplemente nos acompaña en el proceso de duelo, nos recuerda que no estamos solos en la oscuridad.
La poesía, como un faro en la tormenta, se convierte en el refugio de Bonnett. "Yo le pediría a la poesía que no me abandone", confiesa la autora. En esos versos, encontramos la fuerza para seguir adelante, la esperanza que se aferra a la vida a pesar del dolor. La poesía es el lenguaje del alma, la forma en que expresamos lo inexpresable. Y es en la poesía donde Bonnett encuentra consuelo, donde transforma el sufrimiento en belleza.
El encuentro con sus lectores en la Feria Internacional del Libro de las Universitarias y los Universitarios de la UNAM es un testimonio del poder de la literatura. Las lágrimas de una lectora, las firmas de libros, las fotografías, son un reflejo de la conexión profunda que se establece entre la autora y su público. Bonnett no solo escribe, sino que comparte su experiencia, su vulnerabilidad, su humanidad. Y en ese acto de compartir, encontramos la fuerza para enfrentar nuestras propias batallas, para reconocer que incluso en la oscuridad más profunda, siempre hay una luz que nos guía. La poesía, como un susurro en el silencio, nos recuerda que la vida, a pesar de todo, merece ser vivida.
Fuente: El Heraldo de México