
3 de septiembre de 2025 a las 09:25
Betabloqueadores tras infarto: ¿Aún necesarios?
La cardiología moderna vive una revolución silenciosa, un replanteamiento fundamental de prácticas arraigadas que, durante décadas, se consideraron inamovibles. El estudio REBOOT, presentado en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología en Madrid, ha generado un auténtico terremoto en el manejo del infarto de miocardio, cuestionando el uso sistemático de los betabloqueadores en pacientes con fracción de eyección preservada. Imaginen: miles de pacientes, un seguimiento riguroso durante casi cuatro años, y la conclusión, contundente, de que en la era de la revascularización temprana y las terapias modernas, el beneficio de estos fármacos se desvanece. Este no es un dato menor, es una llamada a la acción, una oportunidad para optimizar nuestros recursos y ofrecer la mejor atención posible.
En México, este descubrimiento nos obliga a una profunda reflexión y a una actualización urgente de nuestros protocolos. La Secretaría de Salud y la Sociedad Mexicana de Cardiología tienen la responsabilidad de liderar este cambio, revisando las guías nacionales de práctica clínica y adaptándolas a la luz de esta nueva evidencia. Imaginen el impacto: liberar recursos que actualmente se destinan a betabloqueadores sin un beneficio claro, y redirigirlos hacia terapias de probada eficacia, como los inhibidores de SGLT2, o incluso fortalecer programas de rehabilitación cardíaca, tan necesarios para la recuperación integral del paciente.
No se trata solo de cambiar una prescripción, se trata de transformar la forma en que abordamos la salud cardiovascular. Necesitamos una capacitación integral para médicos generales y especialistas, talleres, cursos virtuales, y una integración inteligente de la nueva evidencia en los sistemas de receta electrónica del IMSS e ISSSTE. Pensemos en la posibilidad de implementar algoritmos con alertas de uso racional, que guíen al médico en la toma de decisiones, asegurando que cada paciente reciba el tratamiento más adecuado a su situación específica.
Pero la tarea no termina ahí. México, con su particular perfil epidemiológico, caracterizado por una alta prevalencia de diabetes, obesidad y síndrome metabólico, necesita generar su propia evidencia. Imaginen el potencial de impulsar ensayos clínicos multicéntricos en hospitales de alta especialidad, coordinados con universidades y con el respaldo de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación. Esta es la clave para desarrollar estrategias de prevención y tratamiento adaptadas a las necesidades de nuestra población.
Las palabras de Su Majestad el Rey Felipe VI en la clausura del Congreso de Madrid resonaron con fuerza: "La salud cardiovascular es un desafío global". Y es cierto, estamos ante un problema que trasciende fronteras, y la mejor herramienta que tenemos para enfrentarlo es la colaboración, el intercambio de conocimiento y la investigación conjunta. En México, el camino está trazado: actualizar nuestra práctica clínica, optimizar recursos y generar investigación propia. Este es el compromiso que debemos asumir para garantizar que cada latido cuente, y que cada paciente tenga la oportunidad de vivir una vida plena y saludable.
Fuente: El Heraldo de México