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3 de septiembre de 2025 a las 08:20

Amor compartido, ¿mente compartida?

El amor, ese sentimiento tan complejo y a la vez tan simple, nos lleva a buscar la compañía y el cobijo en otra persona. Pero, ¿qué nos atrae de nuestra pareja? ¿Buscamos inconscientemente a alguien que nos refleje, que comparta no solo nuestros gustos y aficiones, sino también nuestras vulnerabilidades? Un reciente estudio publicado en Nature Human Behaviour nos invita a reflexionar sobre esta cuestión, arrojando luz sobre una conexión inesperada: la salud mental en las parejas.

El estudio, de gran envergadura, analizó datos de millones de personas en Taiwán, Dinamarca y Suecia, revelando una tendencia sorprendente: las personas con un trastorno psiquiátrico son más propensas a emparejarse con alguien que comparte la misma condición. No se trata de un fenómeno aislado, sino de un patrón que se repite en distintas culturas y generaciones, resistiendo incluso a los cambios en la atención psiquiátrica de las últimas décadas.

Imaginemos por un momento la vida de una pareja que comparte la experiencia de vivir con un trastorno de ansiedad. La comprensión mutua, la empatía ante las crisis y la capacidad de brindar apoyo desde la propia experiencia se convierten en pilares fundamentales de la relación. Este conocimiento profundo del otro, nacido de la vivencia compartida, puede ser un factor clave para la construcción de un vínculo sólido y duradero.

Sin embargo, es crucial evitar generalizaciones. Si bien el estudio revela una tendencia, no implica que todas las personas con trastornos psiquiátricos se sientan atraídas por quienes comparten su condición. El amor, en toda su complejidad, se teje con una multitud de hilos, y la salud mental es solo uno de ellos.

El estudio abre la puerta a diversas teorías. Una de ellas apunta a la "homogamia selectiva", la tendencia a buscar parejas con características similares. Compartir un diagnóstico podría generar un sentimiento de comprensión y pertenencia, facilitando la comunicación y la empatía. Imaginemos la tranquilidad de poder hablar abiertamente sobre nuestras experiencias sin temor al juicio, encontrando en nuestra pareja un refugio seguro donde expresar nuestras vulnerabilidades.

Otra teoría se centra en la influencia del entorno compartido. Las parejas comparten experiencias, rutinas y estilos de vida, lo que podría influir en el desarrollo de trastornos similares. El estrés, la presión social o incluso la exposición a determinados factores ambientales podrían afectar a ambos miembros de la pareja, generando una mayor probabilidad de desarrollar condiciones similares.

Finalmente, el estigma social asociado a los trastornos psiquiátricos también podría jugar un papel importante. La discriminación y la incomprensión pueden limitar las opciones de pareja para las personas con estas condiciones, creando un círculo vicioso que refuerza la tendencia a emparejarse con quienes comparten la misma experiencia. Romper con este estigma es fundamental para garantizar que todos tengan la libertad de elegir a su pareja sin limitaciones impuestas por la sociedad.

El estudio nos invita a reflexionar sobre la complejidad del amor y las relaciones de pareja, recordándonos que la salud mental es un factor importante a considerar. La comprensión, la empatía y el apoyo mutuo son esenciales para construir relaciones sanas y duraderas, independientemente de las circunstancias. El amor, en su esencia, es la capacidad de aceptarnos y apoyarnos mutuamente en todas nuestras dimensiones, incluyendo nuestras vulnerabilidades.

Fuente: El Heraldo de México