
3 de septiembre de 2025 a las 03:30
Alerta Sanitaria: Gusano Barrenador en Chiapas
La alarma se ha disparado en Chiapas. 38 casos de miasis, una infestación causada por el voraz gusano barrenador (Cochliomyia hominivorax), han puesto en alerta a las autoridades sanitarias. Imaginen la angustia de sentir a estas larvas carcomiendo la carne viva, un dolor punzante que se intensifica con cada movimiento. Tapachula, epicentro de esta preocupante situación, registra más de una docena de casos, seguida de cerca por Huixtla, Escuintla, Tonalá y una lista creciente de municipios que se extiende como una sombra ominosa.
El perfil de las víctimas dibuja un panorama desolador: adultos mayores, entre 40 y 87 años, golpeados por la edad y a menudo aquejados por enfermedades crónicas que debilitan sus defensas. La diabetes, la hipertensión, el cáncer… males que se convierten en puertas de entrada para este enemigo silencioso. Jóvenes y adolescentes también han caído en las garras del gusano, un recordatorio de que nadie está exento de esta amenaza.
Las heridas, llagas y úlceras, señales de vulnerabilidad en la piel, se transforman en el banquete predilecto de estas larvas. Cabeza, cuello, miembros inferiores e incluso la cavidad oral, zonas expuestas o de difícil acceso para la higiene, son los blancos preferidos. La imagen es perturbadora: personas con heridas infestadas, un dolor lacerante que les roba la tranquilidad y el sueño.
Aunque la mayoría de los pacientes han sido dados de alta tras recibir tratamiento, la sombra de la miasis persiste. Algunos permanecen hospitalizados, luchando contra la infección y el daño tisular. Otros, abandonados a su suerte, enfrentan un pronóstico sombrío, agravado por la falta de recursos y el aislamiento social.
La miasis es una enfermedad cruel que se ceba en los más vulnerables. El gusano barrenador, una criatura diminuta pero devastadora, se alimenta de la carne viva, provocando un sufrimiento inmenso. La mosca adulta, atraída por heridas, mucosas o zonas húmedas, deposita sus huevos, dando inicio a un ciclo de destrucción. Las larvas, al eclosionar, penetran en la piel, abriéndose paso a través de los tejidos, dejando a su paso un rastro de dolor y desesperación.
Chiapas, con su clima cálido y húmedo, se convierte en el escenario ideal para la proliferación de esta plaga. Las condiciones de pobreza, la falta de higiene y el acceso limitado a la atención médica agravan la situación. La prevención es crucial. Mantener una higiene rigurosa, cubrir las heridas, acudir al médico ante cualquier lesión sospechosa… son medidas esenciales para evitar la infestación. En zonas rurales, la ropa protectora y el uso de repelentes son aliados indispensables.
La lucha contra la miasis es una batalla que requiere la participación de todos. Autoridades sanitarias, personal médico, comunidades… debemos unir fuerzas para proteger a los más vulnerables y erradicar esta terrible enfermedad.
Fuente: El Heraldo de México