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4 de septiembre de 2025 a las 00:15

¡Alerta! 8 mezclas con cloro que te enfermarán

El inconfundible aroma a "limpio" que impregna nuestras casas después de una buena limpieza a menudo lleva consigo la presencia del cloro, un aliado tradicional en la batalla contra la suciedad y los gérmenes. Heredado de generaciones anteriores, el uso del cloro forma parte de la sabiduría popular en materia de higiene doméstica. Nuestras abuelas, con su inigualable conocimiento práctico, lo utilizaban para blanquear la ropa, desinfectar superficies e incluso purificar el agua. Sin embargo, este poderoso agente limpiador, tan efectivo como económico, esconde un potencial peligro que muchas veces pasa desapercibido: su reactividad química. Aunque el cloro es un desinfectante eficaz, su combinación con otros productos de limpieza puede desencadenar reacciones químicas peligrosas, convirtiendo un aliado de la limpieza en una amenaza para nuestra salud.

El hipoclorito de sodio, principal componente del cloro doméstico, es un oxidante potente que reacciona violentamente con ciertas sustancias. Mezclarlo con amoníaco, por ejemplo, produce cloramina, un gas tóxico que irrita las vías respiratorias y puede causar graves problemas pulmonares. La combinación con vinagre, otro producto común en la limpieza del hogar, genera gas cloro, un agente irritante que puede provocar quemaduras en la piel, los ojos y las mucosas. Incluso el alcohol, un desinfectante habitual, puede reaccionar con el cloro liberando compuestos clorados volátiles, perjudiciales para la salud.

La falta de información sobre estas reacciones químicas es un factor de riesgo importante. A menudo, en un afán por potenciar la limpieza, se combinan productos sin conocer sus efectos, creyendo erróneamente que una mezcla más potente será más eficaz. Esta práctica, lejos de mejorar la higiene, puede generar gases tóxicos que contaminan el aire del hogar y comprometen la salud de quienes lo habitan. Los síntomas de intoxicación por estos gases pueden variar desde irritación leve en ojos, nariz y garganta hasta dificultades respiratorias, náuseas, vómitos e incluso, en casos extremos, edema pulmonar y la muerte.

Ante este panorama, la prevención es fundamental. Informarse sobre la composición química de los productos de limpieza y evitar mezclas improvisadas es crucial para proteger nuestra salud. Ventilar adecuadamente los espacios donde se utiliza cloro, usar guantes y proteger los ojos son medidas esenciales para minimizar la exposición a los vapores. Además, es importante almacenar el cloro en un lugar seguro, fuera del alcance de los niños y lejos de otros productos de limpieza.

La sabiduría popular, aunque valiosa, no siempre es suficiente. En el caso del cloro, es necesario complementar la tradición con información científica para utilizarlo de forma segura y responsable. La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) ha emitido diversas alertas sobre los riesgos de mezclar cloro con otros productos, reforzando la importancia de la educación y la prevención en el uso de este potente agente limpiador. Mantener nuestros hogares limpios y desinfectados es esencial, pero no debe comprometer nuestra salud. Recordemos que la limpieza, además de efectiva, debe ser segura.

Fuente: El Heraldo de México