
2 de septiembre de 2025 a las 21:35
Transformación radical: de lienzo a predicador.
De las tinieblas a la luz, así podría resumirse la fascinante transformación de Leandro de Souza, el hombre que una vez ostentó el título del más tatuado de Brasil y que hoy recorre un camino completamente distinto, llevando la palabra de Dios a familias en situaciones vulnerables. Su historia, compartida a través de su cuenta de Instagram, es un testimonio conmovedor de arrepentimiento, resiliencia y la búsqueda de una vida con propósito.
Imaginen la escena: un hombre cubierto de tatuajes, desde el rostro hasta la punta de los pies, una obra de arte viviente para muchos, pero una jaula para él mismo. Así se sentía Leandro, como un "animal de circo", expuesto a la mirada curiosa del público, sin encontrar paz en la admiración que despertaba. Su viaje comenzó a los 13 años, con la tinta grabando por primera vez su piel. Lo que parecía una simple expresión de individualidad se convirtió en una adicción, una búsqueda incesante por cubrir cada centímetro de su cuerpo. Esta obsesión lo llevó a ganar el premio al hombre más tatuado de Brasil en la Expo Internacional del Tatuaje de Santa Rosa, un reconocimiento que, paradójicamente, marcó el inicio de su descenso a los infiernos.
La fama y el reconocimiento trajeron consigo una vida de excesos, "sexo, drogas y rock and roll", como él mismo describe. Las fiestas desenfrenadas, el alcohol y las drogas se convirtieron en su escape, en una forma de acallar los demonios internos que lo atormentaban. Un matrimonio fallido, consecuencia directa de su irresponsabilidad, lo sumió en una profunda depresión que se prolongó durante nueve años. Cocaína, éxtasis, LSD, un cóctel de sustancias que lo arrastraron aún más al abismo. La cárcel y la vida en la calle fueron las amargas consecuencias de sus elecciones.
Pero en medio de la oscuridad, una pequeña luz se encendió: su hijo. La responsabilidad de ser padre le dio la fuerza necesaria para buscar un cambio radical. Hace dos años, encontró en la religión evangélica el camino hacia la redención. Comenzó entonces un doloroso proceso de borrado de tatuajes, sesiones de láser que, aunque físicamente tortuosas, representaban la purificación de su alma. "Duele mucho, por más que le pongan anestesia, el dolor es horrible", confiesa Leandro en su Instagram, "pero eso es parte del precio de las cosas que he hecho en el pasado".
Hoy, Leandro de Souza es un hombre nuevo. Su cuerpo, antes lienzo de tinta, es ahora un símbolo de su transformación. Recorre las calles llevando la palabra de Dios, ofreciendo esperanza a quienes, como él, han perdido el rumbo. Su historia es un recordatorio de que siempre hay una segunda oportunidad, que la redención es posible, incluso para aquellos que parecen estar más allá de la salvación. No condena los tatuajes, sino las malas decisiones que pueden acompañar a cualquier estilo de vida. Su mensaje es claro: la verdadera transformación viene de adentro, del cambio de corazón y de la búsqueda de un propósito más allá de las apariencias. Leandro de Souza, el ex hombre más tatuado de Brasil, es hoy un testimonio vivo de la fuerza del espíritu humano para superar la adversidad y encontrar la luz en medio de la oscuridad.
Fuente: El Heraldo de México