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2 de septiembre de 2025 a las 04:05

¡Tlacuache al rescate!

La urbe de concreto, con su incesante trajín y ritmo frenético, a veces nos hace olvidar que compartimos este espacio con otras criaturas, con vidas tan valiosas como las nuestras. En medio del asfalto, entre el rugir de los motores y la prisa cotidiana, una pequeña vida se aferraba a la existencia. Un tlacuache, símbolo de nuestra fauna autóctona, yacía herido e indefenso sobre la fría cinta asfáltica de una calle en la colonia Jardines del Pedregal, al sur de la Ciudad de México. Afortunadamente, el destino, en forma de agentes de la Policía Bancaria e Industrial, le tenía reservada una segunda oportunidad.

Durante su habitual recorrido de vigilancia, los oficiales se toparon con la conmovedora escena. El pequeño marsupial, visiblemente lastimado y enfermo, luchaba por sobrevivir en un entorno hostil. Con la delicadeza y precaución que la situación ameritaba, los policías se acercaron al animalito. Conscientes de su vulnerabilidad, lo tranquilizaron con paciencia y lo colocaron en una caja de cartón, improvisando un refugio seguro y confortable en medio del caos urbano. No se limitaron a rescatarlo del peligro inmediato; su compromiso iba más allá. De inmediato, solicitaron el apoyo de la Brigada de Vigilancia Animal (BVA), los expertos encargados de velar por el bienestar de la fauna capitalina.

Mientras se gestionaba el traslado especializado, los socorristas de Protección Civil brindaron los primeros auxilios al tlacuache. Su rápida intervención fue crucial para estabilizarlo y prepararlo para la atención veterinaria que recibiría posteriormente. La colaboración interinstitucional, en este caso, se convirtió en una cadena de solidaridad que tejió la esperanza para esta pequeña criatura.

Finalmente, la Brigada de Vigilancia Animal llegó al lugar para hacerse cargo del tlacuache. Con sumo cuidado, lo trasladaron a sus instalaciones en la alcaldía Xochimilco, un oasis de tranquilidad y atención especializada para animales rescatados. Allí, bajo la supervisión de un médico veterinario zootecnista, el pequeño marsupial recibirá el tratamiento necesario para su completa recuperación.

Este rescate no es solo la historia de un tlacuache; es un recordatorio de nuestra responsabilidad con el entorno y las criaturas que lo habitan. Es un testimonio del compromiso de las autoridades capitalinas por proteger la biodiversidad urbana y garantizar el bienestar animal. Y, sobre todo, es un mensaje de esperanza que nos recuerda que incluso en la jungla de asfalto, la compasión y la solidaridad pueden florecer, ofreciendo una segunda oportunidad a quienes más lo necesitan. La historia de este tlacuache nos invita a reflexionar sobre la importancia de la convivencia armónica entre el ser humano y la naturaleza, incluso en el corazón de la gran ciudad. Nos impulsa a ser más conscientes de nuestro impacto en el medio ambiente y a actuar con responsabilidad para preservar la riqueza de nuestra fauna.

El futuro del pequeño marsupial aún es incierto, pero gracias a la intervención oportuna y al trabajo conjunto de diversas instancias, tiene una nueva oportunidad de regresar a su hábitat natural. Una vez que el médico veterinario zootecnista determine que sus condiciones de salud son las adecuadas, el tlacuache será liberado, volviendo a formar parte del ecosistema que le pertenece. Este caso nos recuerda que cada vida, por pequeña que sea, merece ser protegida y valorada. Y que, en la ciudad, también hay espacio para la esperanza y la coexistencia.

Fuente: El Heraldo de México